miércoles, 14 de diciembre de 2016

¿Qué hacemos con el perro?


Ya se suman a esta interrogante innumerables quejas, peticiones, molestias y hasta súplicas con relación a la presencia y permanencia de perros en las estaciones, andenes, pasillos, escaleras y hasta vagones de los trenes del sistema Metro de Caracas.

En lo personal, he abordado a funcionarios del Metro en servicio y todos dan la misma respuesta: que no tienen personal para eso, que eso no es su competencia, que lo tienen en reporte. Y me pregunto: ¿qué hacemos con el perro?

Ya sabemos que un perro mantuvo en vilo por un mes a todo el personal del Metro, a ONG protectoras y hasta a los Bomberos de Caracas al ingresar a los túneles y no poder rescatarlo. Ya sabemos que muchos de esos perros sufren heridas y hasta mueren en las escaleras mecánicas y los túneles; ya sabemos que los perros desmeritan la imagen y ensucian los espacios del Metro de Caracas, pero muchos otros logran establecerse y hacer vida en algunas estaciones.

No quiero hacerlos ver como un problema grave (porque seguro los exterminan); veámoslos entonces como una muestra de nuestras incapacidades como legisladores, como institución y como ciudadanía para lograr alguna solución favorable para los animales y, por ende, a las instituciones y a la ciudadanía.

Las ONG y particulares protectores no se dan abasto con la manutención de los perros que tienen en sus refugios y tanto las autoridades como misiones, al parecer, tienen los mismos problemas.

Hay un asunto de fondo que debe ser muy complejo y que nos impide legislar de manera efectiva el asunto de la protección animal en Venezuela. En lo particular,
lo denomino desidia, pero desidia generalizada y potencializada. Quizá en nuestro país tenemos mayores problemas o de mayor importancia que crear y aplicar una legislación de protección animal justa (para el animal), pero vuelvo y repito: ¿qué hacemos con el perro? 

NATHAN RAMÍREZ
nathan1969@gmail.com

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