martes, 20 de diciembre de 2016

Luchar por un mejor servicio al cliente

En días recientes tuve algunos inconvenientes con mi acceso a la banca on line; el problema se agudizó cuando una mañana requería con urgencia realizar una transacción electrónica y mi cuenta fue bloqueada “por razones de seguridad”. Como era de suponer, decidí comunicarme con la institución financiera por teléfono, donde pese a la buena atención del operador y su disposición a resolver mi dilema, el requerimiento no fue solucionado, pues tenía que dirigirme a una sucursal bancaria para actualizar datos.

Entre la urgencia de utilizar la banca electrónica y mis ocupaciones cotidianas, no me quedó otra opción que ir al banco, donde el vigilante me informó que no contaban con línea debido a que se cayó el sistema desde la primera hora en todo el país; eso explica la tardanza de la operadora en asignar a un ejecutivo de atención y la lentitud de la página al ingresar al portal web.

A fin de cuentas, en la agencia tampoco fue resuelta mi problemática y tuve que esperar dos días para que fuese solucionada. Una vez solventado este inconveniente quise reflexionar sobre el tema, y encontré que la clave para tener un país eficiente y productivo consiste en la buena atención y la capacidad que tiene cada uno de los funcionarios públicos en resolver los problemas del ciudadano, usuario, cliente o beneficiario de un producto o servicio.

Es deber de los funcionarios públicos de los entes gubernamentales o de índole privada garantizar la buena atención a todo el público y, de este último, velar por el cumplimiento de las normas y respetar a todos aquellos quienes deben su trabajo al trato colectivo. Hacer país es un trabajo reciproco, en conjunto, entre todos.

Si quieres una mejor Venezuela, lucha por un mejor servicio al cliente y vuelve tu ciudadanía un ejercicio cotidiano.





César Alberto Alarcón
Estudiante de Comunicación Social




miércoles, 14 de diciembre de 2016

¿Qué hacemos con el perro?


Ya se suman a esta interrogante innumerables quejas, peticiones, molestias y hasta súplicas con relación a la presencia y permanencia de perros en las estaciones, andenes, pasillos, escaleras y hasta vagones de los trenes del sistema Metro de Caracas.

En lo personal, he abordado a funcionarios del Metro en servicio y todos dan la misma respuesta: que no tienen personal para eso, que eso no es su competencia, que lo tienen en reporte. Y me pregunto: ¿qué hacemos con el perro?

Ya sabemos que un perro mantuvo en vilo por un mes a todo el personal del Metro, a ONG protectoras y hasta a los Bomberos de Caracas al ingresar a los túneles y no poder rescatarlo. Ya sabemos que muchos de esos perros sufren heridas y hasta mueren en las escaleras mecánicas y los túneles; ya sabemos que los perros desmeritan la imagen y ensucian los espacios del Metro de Caracas, pero muchos otros logran establecerse y hacer vida en algunas estaciones.

No quiero hacerlos ver como un problema grave (porque seguro los exterminan); veámoslos entonces como una muestra de nuestras incapacidades como legisladores, como institución y como ciudadanía para lograr alguna solución favorable para los animales y, por ende, a las instituciones y a la ciudadanía.

Las ONG y particulares protectores no se dan abasto con la manutención de los perros que tienen en sus refugios y tanto las autoridades como misiones, al parecer, tienen los mismos problemas.

Hay un asunto de fondo que debe ser muy complejo y que nos impide legislar de manera efectiva el asunto de la protección animal en Venezuela. En lo particular,
lo denomino desidia, pero desidia generalizada y potencializada. Quizá en nuestro país tenemos mayores problemas o de mayor importancia que crear y aplicar una legislación de protección animal justa (para el animal), pero vuelvo y repito: ¿qué hacemos con el perro? 

NATHAN RAMÍREZ
nathan1969@gmail.com

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Una nueva Venezuela.


Es muy notable el avance en el destrabe vial que experimentó nuestra actual ciudad capital con la implementación de las 17 soluciones correspondientes al Plan Movilidad iniciado en 2013, un proyecto completado fielmente, tal como estaba planificado.

Hoy en día, su superpoblación ha castigado severamente esas bondades, oasis de aquellos tiempos. El afán de vivir en Caracas desde el boom petrolero a esta parte ha sido tal que ha ocasionado que 80% de su extensión sean zonas no planificadas. Tanto es así que muy recientemente el barrio José Félix Ribas, hecho por la gente misma, ha pasado a ser la urbe espontánea más extensa del mundo.

Esta característica, lejos de ser motivo de orgullo, nos dice del grado de sobresaturación poblacional descontrolada que tiene la ciudad, diseminada en estos sectores donde, por supuesto, imperan la improvisación, el desorden, la insalubridad y el feo paisaje, la mejor explicación al azote de la delincuencia.

Pero, por otro lado, Venezuela hoy por hoy se ha convertido en un país único en cuanto a sus reservas naturales recién evaluadas. Solamente saber que somos el segundo país del mundo en reservas de agua potable lo hace un paraíso para la humanidad del futuro.

Hay que ser coherentes con esta realidad y orientar al venezolano hacia el poblamiento de esta región, creando condiciones de orden urbano.

Es inconcebible hoy en día el abandono poblacional que experimentan el estado Bolívar y el estado Amazonas, cuyas áreas abarcan casi la mitad de la extensión del territorio nacional y, sin embargo, allí solo vive 5% de nuestra población.

Impulsar el ferrocarril Tinaco- Anaco y el tercer puente sobre el río Orinoco forman parte de esta necesidad nacional. “Yo estoy seguro de que mucha gente joven, profesionales o estudiantes, que hoy están en las universidades, estarán muy motivados a fundar allí en la Faja del Orinoco una Venezuela
nueva que está naciendo”, dijo el presidente Hugo Chávez en el año 2011.

El mejor aporte que podemos hacer a esta idea universal de humanismo y desarrollo para el país es impulsar condiciones para acelerar la infraestructura ya iniciada y crear una nueva capital para la nueva Venezuela que está naciendo.

JOSÉ DURABIO MOROS
josedurabio@gmail.com

miércoles, 30 de noviembre de 2016

La perinola, el yoyo y el ajiley.

En tiempos de nuestra niñez y adolescencia, solíamos jugar de acuerdo a su moda al papagayo, trompo, metras, yoyo, y la perinola. El asunto es que muchos de estos tradicionales y sanos juegos, por su contexto y el tiempo que se dedicaba para establecer una sana competencia, no eran permitidos a la hora del receso en las escuelas.

El papagayo, por la exigencia del mismo en logística de espacio y tiempo. El trompo, por el peligro que representaba si se enredaba en el pabilo y pudiera golpear a un compañero o compañera.

Las metras o canicas, porque requería destinar un espacio en el piso para establecer la dinámica partidita de rayo, pepa y palmo o el hoyito. Los que se permitían era el yoyo y la perinola. El primero, estimulaba una sana competencia que consistía en mostrar quién tenía más variedad de figuras con el instrumento. En ocasiones se hacían competencias en los actos culturales como relleno en los eventos programados. La perinola, por su característica, se permitía en la hora de receso; su competencia consistía en mostrar quién acertaba más en martillo, perinola o palito.

En estas competencias solo estaba en juego la habilidad de cada muchacho, sin que en ellos estuviera de por medio valor monetario alguno en el sano reto de demostración de habilidades.

En la actualidad, los estudiantes de bachillerato, incluyendo los que cursan primero, segundo o tercer año (por el color azul del uniforme), se colocan en las plazas públicas (Washington) y en las adyacencias de las estaciones del Metro (Artigas) a jugar cartas, “ajiley”, observándose la manipulación de dinero.

Asunto que debe llamar a la reflexión, toda vez que de ello solo se espera una adicción a los juegos de envite y azar, que tanto daño ha generado a un número muy elevado de padres de familia en nuestra sociedad.



JOSÉ RAFAEL ÁLVAREZ
Educador
Alvarez1307@hotmail.com

lunes, 28 de noviembre de 2016

Legado de Uslar Pietri.

    


     En 1990 el doctor Arturo Úslar Pietri sacó del horno su última novela, titulada La visita en el tiempo. Una novela histórica que nos habla de la vida de don Juan de Austria, quien era español nacido en Alemania, hijo natural del emperador Carlos V y de la alemana Bárbara de Blomberg.


     Nos recrea la obra sobre la interesante vida de don Juan de Austria –como dije anteriormente–, quien había permanecido en sus primeros años de vida bajo el tutelaje secreto del mayordomo don Luis Quijada, hasta que, siendo un niño, fue llamado por el emperador y bajo testamento fue reconocido
como miembro de la familia, posteriormente, por la nobleza española y por su medio hermano el rey Felipe II, quien le da el nombre de Juan de Austria, en vez de Jeromín, que era su nombre original.


     Juan de Austria escribió con su nombre las páginas de la historia al dirigir y salir victorioso con la escuadra española, en la batalla naval de Lepanto, en el Mediterráneo, contra los turcos –Imperio Otomano–, y frenarles su avanzada hacia Europa.


     El doctor Úslar Pietri nos habla del héroe juvenil, cuya obra creció con el transcurrir del tiempo como un personaje trágico, que en su breve vida resalta la particularidad de ser un hijo natural en medio de las limitaciones.

     La corta existencia de don Juan de Austria, Uslar Pietri nos la retrata como un conflicto nunca resuelto entre el sueño y la realidad, entre lo que espera y lo que logra, entre lo que parece ser y lo que es; su paso por la historia es uno de los más dramáticos, contrastados y dolorosos.

     En La visita en el tiempo, el maestro Arturo Uslar Pietri ha devuelto a su conflicto existencial esta conmovedora figura histórica. La historia, la novela, la psicología, la rica complejidad del siglo XVI español, se combinan en esta obra que devuelve a su apasionada vida la figura de don Juan de Austria. 

     Merecidamente se ganó el premio Príncipe de Asturias en 1990 y nos legó esta obra, que hoy no dudo en recomendar su lectura por ser una de las más importantes de nuestro idioma.

LUIS RAPOZO
luisalfredorapozo@gmail.com


El último chapuzón.

     El último chapuzón era como un permiso o un preaviso que nos daban nuestros padres para volver a zambullirnos por otro rato en ese torrente de alegría que significaba el río. Tiempo y realidad siempre trabajan en llave para arruinar nuestra felicidad.

     Nuestros viajes al río con mis primos y tío pueblan mis recuerdos de niñez en vacaciones. Había un río en Cúpira, estado Miranda, en cuya corriente se formaba una especie de cortina de agua; mi tío no dejaba que lo atravesáramos, y, a la vez, excitaba nuestra imaginación lo que allí hallaríamos: un tesoro, un encanto, una sirena, y nos contaba que para hacerlo teníamos que encontrar primero un bagre, torcerle el pescuezo y obligarlo a que nos permitiera pasar. Con esa historia nos detenía. Y nos mantenía ocupados, hasta que con los juegos nos olvidábamos del asunto.

     Una tarde, a mis doce años, me lancé en lo que significó el último chapuzón de mi niñez. Armado con la audacia de la pubertad me decidí a atravesar la cortina de agua, solo para descubrir a mi primo Juancito con su novia. No me oyeron entrar ni salir, y si me oyeron se hicieron los locos.

     A veces vuelvo al río; aún conserva esa magia especial para mí, invencible en su camino, y aunque la cortina de agua ya no está, me parece que el bagre de mi tío sigue allí ganándole la partida a la realidad y al tiempo. Dicen que el canto del río no acaba en su orilla sino en el corazón de aquellos que lo amamos.





ELY CARRANZA                                                                                                                                 
eleyscarranza70@gmail.com

lunes, 21 de noviembre de 2016

El Contragolpe de Goya.

Cada vez que Zamurito, apodo con que se conocía a Pablito Fuente, salía de rumba, Gregoria, su mujer, quedaba aterrada en su humilde vivienda, pues bien sabía que llegaría al siguiente día, borracho, sin un centavo en los bolsillos y formando problemas, sumamente agresivo con ella y a veces contra sus hijos.

Todo el sector de Las Rurales, en Punta Cardón, conocía el drama en que se desenvolvía la desventurada Goya –así la llamaba todo el mundo–. Iban pasando los días y los meses y con ellos llegaban más muchachos a la familia. La prole aumentaba junto con las dificultades.

Goya se envalentonó y se atrevió a enfrentar a Zamurito, a quien le recriminaba su irresponsabilidad permanente y sus faltas de respeto al entorno familiar. La respuesta fue inmediata: “Toma lo tuyo”, seguido de una trompada que zampó al piso a la desventurada mujer.

Una vez que Goya estaba ensu casa, ubicada frente a las aguas de El Golfete de Coro, se le acercó su compadre Mile Medina, conocido líder del sector y hombre de gran sensibilidad social, y propuso darle una lección definitiva al desconsiderado Zamurito, le ofreció su apoyo y el de la comunidad. Por supuesto, Goya aceptó.

Llegado el viernes, Zamurito se acicalaba para salir a su rumba semanal y ordenaba a su mujer que le tuviera preparado a su regreso un buen plato de sopa y “mucho cuidado” si no lo tenía.

Regresó el domingo en la madrugada, sumamente ebrio, se acostó en su chinchorro y cayó dormido. De inmediato, llegaron los vecinos, previamente preparados, y le cosieron el chinchorro de tal manera que no pudiera salirse.

Luego llamaron a Goya, le entregaron un rabo de raya y le dijeron: “Es tuyo, desquítate”. La rabia de la mujer no se hizo esperar. Empezó a darle latigazos a diestra y siniestra. El infortunado dentro del chinchorro se revolvía como una culebra, pero no podía salir. Juraba por su madre portarse bien.

Y así fue. Hoy, Pablito y Gregoria viven felices gracias al contragolpe.

MIGUEL VÁSQUEZ
mivasquez7@hotmail.com

martes, 15 de noviembre de 2016

El diálogo y su efecto en la sociedad



De acuerdo con la definición  del Diccionario de la Real Academia Española (RAE), “el diálogo es la plática, conversación, donde alternativamente se manifiestan ideas o afectos en búsqueda de una avenencia”, es decir, un entendimiento entre las partes.

En tiempos de crisis, el diálogo es la mejor herramienta para superar las adversidades y llegar a consensos que beneficien a todas las partes que intervienen. Su ejecución efectiva está en la voluntad
de los participantes; se debe negociar para logar acuerdos y, sobre todo, estar consciente que no siempre se puede ganar y no siempre se puede perder.

Lograr un entendimiento recíproco debe ser la premisa para solucionar una coyuntura o mantener una discusión próspera, de modo de evitar un conflicto bélico entre la partes que alteren la dinámica del resto de la colectividad.

Es necesario que todos los sectores sociales contribuyan y respalden la generación de un diálogo, siempre y cuando traiga resultados positivos y fortalezca el ejercicio ciudadano y la democracia protagónica de toda la nación. 

La plática debe trascender los límites de la política y de los discursos provenientes de los líderes de opinión; cada individuo tiene la responsabilidad y la capacidad de hacer del diálogo su instrumento de interacción social para mejorar su entorno y aportar en el bienestar del resto de sus compatriotas.

La paz de un país se alcanza solo cuando todos sus habitantes son capaces de aceptar sus diferencias e impiden que las mismas se conviertan en barreras para obtener el bien común, ayudemos a superar nuestros problemas y construyamos una mejor Venezuela para todos.

CÉSAR ALBERTO ALARCÓN

Estudiante de Comunicación Social

alarcon-blanco@hotmail.com

viernes, 11 de noviembre de 2016

Una relación llena de amor bonito

Ayarí Contreras.- Hay  cuentos de cuentos. Diferentes estilos para expresarlos. Ahora les contaré está historia:
Alex el león es el rey de la selva urbana, es la atracción estelar del zoo neoyorquino de Central Park.  Ama su zona de confort, elegante, serio, medio terco, él está convencido que es poco divertido, estable, con miedo al fracaso y a vivir cosas diferentes, romántico en silencio, dormilón, medio flojo, un poco responsable, de poco hablar, de poco escribir, pero cuando lo conocen desde el alma, suele ser una persona diferente a la que él cree que es. Está conforme con lo que le rodea.  Sin embargo le encanta sentirse amado y aunque es tímido para algunas cosas, por alguna razón de la vida Marty generó en él una confianza tan sincera, que comienza a expresar  sentimientos hermosos y sinceros, hasta el punto de decir  “te amo”.  Nada fue falso ni engaño, pues los ojos no mienten cuando el corazón habla.
Marty no es muy amante de hacer siempre lo mismo, es auténtica, audaz,  emprendedora  y segura de que la vida tiene mucho que ofrecer para conocer, explorar y aprender, ama la música y le dedicaría miles de canciones para Alex, pero le da pena, le encantan las aventuras al aire libre por ser una enamorada de la naturaleza, aprecia la verdad y se motiva con el amor. Se  ha dejado llevar por la  curiosidad y escapa del zoo para conocer  el mundo, con la intención de volver  y poder abrazar a ALEX, ya que no habrá despedida, respetando la decisión de que él no quiere ni desea que exista. Su nuevo destino es inspirado por Alex, por ende no podrá olvidarlo ni sacarlo de su mente y menos de su corazón, durante los próximos años de su vida y más allá.
Luego de casi 22 años, llegó un día donde Alex  le regaló nuevamente  a Marty esa mirada tan tierna en conjunto con esa dulce sonrisa, natural, bella y auténtica. En ese instante Marty  detalló que en sus lindos ojos,  brillaba un gesto de amor bonito, de amor sincero y ratificó que definitivamente por alguna razón inexplicable llegó a formar parte en esta aventura denominada Vida en Madagascar. Fue en ese momento, cuando ambos comprendieron que habían avanzado, tal como dijo Alex aquella noche en aquel  lugar perfecto donde conversaban, lel cual Marty denomina: zoológico.
Comenzaron una bella relación, no alcanzan las líneas de este escrito para  detallar todo lo que ambos lograron, pero definitivamente las relaciones son de dos, ambos deben estar de acuerdo en mantenerse unidos, que no significa necesariamente vivir juntos. Ninguno ha podido terminar por siempre el ciclo, por más que intenten separarse, no pueden. Aunque ha faltado valor para estar en los momentos donde uno necesita más del otro, siempre  quieren estar.  Aunque ambos tienen decisiones tomadas, algo más fuerte los une y por eso tal vez existe el miedo de expresarlo, ya que puede ser un hasta siempre o un hasta luego.
Avanzaron, pasaban los años y el conocimiento de cada uno de ellos, les permite tener una relación hermosa, donde el respeto, la comprensión, el apoyo, la motivación, el compartir cosas en común les une cada día más, aunque físicamente no estén juntos. Y es que así es el amor en cada relación. No importa la distancia, solo el hecho de saber que esa persona siempre estará, genera ese maravilloso sentimiento de sentirse amado por alguien.  Como bien le escribió una mañana lluviosa Alex a Marty: “deseo que estés a mi lado, durante  todos los días de mi vida y más  allá”, a lo que Marty ha respondido por tantos años con: Acepto eternamente y lo ha demostrado con amor bonito por años.
Es que cada historia deja una enseñanza, que despierta en cada ser humano el impulso de ser mejores seres humanos. Es que luego de varias experiencias en Madagascar I, II y III  ellos han permanecido juntos. Aunque han estado en desacuerdos en ocasiones con las acciones y/o decisiones que alguno haya tomado, no se han separado por siempre. Algo definitivamente los une. Es que el  amor en esa relación, es tan grande e inexplicable, que no han podido tener esa larga conversación para que cada quien detalle su pensar y su sentir y de esa manera no dejar el sin sabor de la duda.
Marty, nuevamente parte a otro destino,  a conocer el mundo y  Alex no le acompañará en esta oportunidad.  Esta vez no huye del amor,   pero su corazón está alegre de haber podido expresar  mediante las mágicas redes sociales y las líneas escritas, lo mucho que  ama a Alex,  para no dejar ninguna duda al respecto. Es que hay muchas formas de demostrar el amor, pero sin duda el amor es el amor.  Marty se despide de Alex y le agradece su existencia y todo lo que ha hecho en la vida de forma directa e indirecta que le ha permitido su evolución como ser humano y manifiesta que el amor bonito existe,  y que cuando llegue se debe cuidar, para que nada ni nadie lo lastime. Sin duda, el respeto ha sido primordial.
Sin duda Marty sueña que en el próximo capítulo de Madagascar editado en esta vida o en otra, ambos puedan entender lo que hasta hoy no han podido explicarse.

ayaridubraska@gmail.com

jueves, 10 de noviembre de 2016

La tusa de María Castaña

Tal como sucedía en las bodegas del siglo XIX


 Fue en la urbanización San Luís, en Caracas, donde los vecinos, por primera vez se observaron y participaron en una cola como de 500 metros de mujeres de clase media fundamentalmente, frente a un supermercado que estaba vendiendo leche en polvo.
Mi amigo Ramón Estrella, me dio la información en medio de una indignación muy grande, pues en cierta forma, en cualquier parte del Este de la ciudad se podía conseguir alimentos, sin pasar por el sufrimiento de hacer colas, sin pasar por la humillación tercermundista de estar pendiente, que no se acabe la mercancía y que nadie se burle del respeto, haciendo trampas en la adquisición. En fin, se perdió el glamour en la zona y todos los vecinos se encontraron con la realidad del desabastecimiento, como si estuvieran en medio de la calle, entrándose a golpes para adquirir un kilo de leche, tal como sucede en sectores populares, carentes de establecimientos óptimos que expendan alimentos.
Eso se está viendo tan a menudo, que es normal ver los sábados, una cola kilométrica en zonas de clase media, bajo el sol terrible del medio día; para tomar un turno frente a un camión estacionado en la vía, vendiendo cualquier cosa. ¿Acaso, esto será la rutina del venezolano, en los cuatro puntos cardinales del país?-se pregunta uno-.
Yo le decía a mi amigo Johny Ascanio, un antropólogo versado en la comunicación a través de redes sociales, “…que ya se está viendo en la provincia, la venta de cucharadas de leche envueltas en un papelito, como sucedía en los años sesenta, cuando mi mamá me mandaba a comprar papelón, azúcar, arroz y hasta harina, tal como sucedía en las bodegas del siglo xix, en cualquier caserío, pueblo, o ciudad.”
Es decir, que se está observando un profundo deterioro en la distribución de alimentos, sin duda. El gobierno no tiene la organización necesaria para llevar los pocos productos que trae a toda la población. Tan así es la cosa, que los pocos alimentos se venden como si uno fuera parte de un grupo de pollitos, a quienes se les avienta al aire el alimento y los pobres animalitos comerán lo que puedan de acuerdo a sus facultades de sobre vivencia.
Entonces, es una realidad desagradable la que estamos viendo nacer en estos momentos, dejando a un lado el confort, la atención personalizada en las carnicerías, la buena presentación de los alimentos y hasta la sanidad en su máxima expresión como si viviéramos en un pueblo africano, donde la tecnología y la salubridad brillan por su ausencia.
De esa manera, mi amigo Ramón Estrella, me hizo acordar de aquellos años vividos a principios de los años sesenta, cuando se vendía el detergente en bolsitas o “papeletitas” de 200 gramos de detergente, café, sal, azúcar o cualquier condimento, etc., por la baja capacidad adquisitiva de la gente; cuando se vendía el vinagre, el aceite y el kerosene en botellitas, que uno misma llevaba a la bodeguita; cuando los productos venían sencillamente empacados y con poca variedad de marcas.
Uno siente que estamos volviendo al pasado…atrás de nuevo, a los tiempos de María Castaña, cuando usábamos la tusa , en el baño.
Luis Alfredo Rapozo.

martes, 8 de noviembre de 2016

Tronera en Palo Verde

En la avenida principal de Palo Verde, municipio Sucre (DC), desde hace un más de un mes hay un enorme hueco que está ocasionando molestias a los conductores. Fue abierto por personal del Instituto Municipal Autónomo de Protección y Saneamiento Ambiental (Imapsas) para realizar un trabajo y no han vuelto por el lugar. Hacemos un llamado a la alcaldía para que actúe.

@FRANCIMARYD

Oír no es igual a escuchar

Generalmente asumimos que oír y escuchar es lo mismo, cuando oír es la capacidad que tenemos de percibir los sonidos que se producen a nuestro alrededor, mientras escuchar
es la capacidad de deducir, comprender, interpretar y dar sentido a lo que oímos. Podemos decir que Escuchar = Oír + Interpretar.

Debido a esto, muchas personas se quejan de malas relaciones interpersonales, ya que en lugar de escucharnos, nos oyen solamente. La mayoría de las veces, cuando supuestamente conversamos con alguien, no prestamos atención a lo que nos están diciendo, por lo que interpretamos o captamos apenas una pequeña parte de la conversación y, por ende, no entendemos lo que nos han dicho.

Un ejemplo claro y que seguramente nos ha pasado a muchos es el siguiente: Tenemos que responder un examen o evaluación, el profesor está dando las instrucciones y nosotros estamos pensando en si sacaremos buenas notas o que no estudiamos suficiente. Al final, o pedimos que nos expliquen nuevamente, o el resultado obtenido no es el
deseado.

Otro ejemplo: Solicitamos información sobre una dirección, y a pesar de que las indicaciones son las precisas, no llegamos al sitio porque no estábamos escuchando sino oyendo lo que nos decían. Y lo más nuevo es que andamos distraídos enviando mensajes por el celular, llevamos audífonos para aislarnos del mundo exterior o haciendo cualquier cosa, menos prestar atención a lo que nos dicen. Esta falta de comunicación sucede en cualquier tipo de relación: Padres-Hijos; Parejas, Jefe-Empleado, etc.

Si queremos mejorar nuestras conversaciones, debemos comenzar por “Aprender a Escuchar”; es decir, prestar atención, preguntar, pedir que nos repitan o, en el mejor de los casos, repetir con nuestras propias palabras lo que creemos haber escuchado, a fin de evitar malos entendidos.

IRINA ARRÁIZ LEÓN
Coach Ontológico para
el emprendimiento y la innovación
Irincoch2014©gmail.com

lunes, 7 de noviembre de 2016

La vaquita

   Cuando mis hijas estaban pequeñas su papá les contaba esta historia y ellas se dormían, no por lo aburrido sino por la imaginación que producía el cuento:
Érase una vez, una vaquita de color blanco y con manchas marrones, que vivía en una finca con muchas vaquitas iguales a ella. Hubo una temporada que no había que comer y el pasto estaba seco, el dueño de la finca no encontraba que darle para alimentarlas. Sucedió que un día el dueño tomó la decisión de llevarlas para el matadero para sacrificarlas, y una de las vaquitas se opuso, llorando y llorando; resulta que a la primera vaca que se llevaban para el matadero era ella precisamente.

Una noche ya montada en la camioneta del dueño como quien dice ¡lista para la parrilla!, entre quejidos y sollozos, y con la tristeza del propietario, este no logró amarrarla bien en la parte de atrás de la camioneta, sin embargo, se la llevó así para el matadero.            

Durante el viaje para el matadero se cruzó en la vía un conejo, el dueño frenó la camioneta y fue tanto el frenazo que la vaquita salió volando de la parte de atrás de la camioneta y cayó en un matorral. La pobre estaba tan flaca y débil que no lograba pararse, así que ella cerró sus ojos y quedó tendida en el monte. El dueño al verla así, supuso que había muerto y la dejó tirada ahí.

La pobre vaquita se quedó dormida, pues no tenía fuerzas para pararse. Al día siguiente, por ese camino pasó una niña, y al ver a una vaquita tirada en el monte, tan flaca, la jaló por un cordón que tenía la vaquita atada al cuello y logró pararla. Se la llevó a su casa, un hogar muy humilde, pero cálido. Y con lo poco que tenía le dio de comer y beber a la vaquita, la niña se quedó con la ella y la cuidó. Pasó un buen tiempo y la niña por las tardes repetía este verso:

Tan bella mi vaquita que hasta un torito consiguió,
y becerritos hermosos, ella parió.
Ahora la vaquita da leche a la niña que la cuidó,
con tanto esmero y nobleza con que la atendió.
Ahora la vaquita no va para el matadero,
pues es hermosa y grande con su comedero”.

Mis hijas al escuchar este cuento, o lloraban por la historia de la vaquita, o se dormían y lo hacían soñando con una vaquita querida. 

Amarily López.

Vanguardia ecosocialista





Recientemente se llevó a cabo en las instalaciones del Núcleo de Formación Socialista Simón
Rodríguez (Mir) el Congreso de la Patria, capítulo Ecosocialismo, donde diferentes expresiones sociales, políticas, institucionales y comunitarias que hacen vida a lo largo y ancho del país respaldados por un amplio trabajo en los diferentes frentes de la lucha ambiental confluyeron para discutir y dar el debate de cara a la realidad ambiental venezolana.

La programación del primer día se centró en ponencias con sus respectivos ciclos de preguntas e intervenciones por parte de los participantes. Ernesto Paiva y Roberto Mirabal, ministros de las carteras de Ecosocialismo y Desarrollo Minero, respectivamente, disertaron sobre la labor ambiental y el proyecto Arco Minero del Orinoco; el activista ambiental Heryck Rangel también participó con una ponencia; y el arquitecto Fruto Vivas ofreció unas palabras sobre la cuestión de la planificación urbana centrada en el encuentro con la naturaleza.

Los más de 300 dirigentes nacionales, regionales y locales de las 24 entidades del país ejercieron su voz en diversos temas como la minería ilegal en el estado Bolívar, la creación de nuevos parques naturales en el país destacaron el parque nacional Caura, que sería el más grande de todo el continente y las experiencias productivas relacionadas con la lucha ambiental, entre muchas otras.

El segundo día fue dedicado a la plenaria y a la discusión en las diferentes mesas de trabajo. A través de esta metodología se busca recoger, evaluar, impulsar y concretar las tareas que se tienen por delante, así como ponernos al día con deudas históricas que no hemos podido superar en el terreno ambiental. 

CARLOS ALVARADO
@carlostalvarado

lunes, 31 de octubre de 2016

Don Pedrito




Cuando yo era niña, pocas eran las panaderías del pueblo. La gran panadería La Modelista, de Don Francisco Parra, elaboraba una gama de exquisitos panes, los cuales salía a vender don Pedrito Linero en una bicicleta con unas canastas a los lados. Recorría sabiamente las calles ofreciendo pan de avena, catalinas, cordatos, pan de taburete o rebanadas, los cuales eran ansiados por todos para la famosa merienda de las tres de la tarde con guarapo. Fue un hombre honesto y trabajador que supo ganarse el cariño y respeto del pueblo villacurano.

CARMEN MUÑOZ DE GONZÁLEZ
lavalijadeneycar@gmail.com

San Tomé y los apodos









En muchas comunidades pequeñas, la mayoría de sus habitantes suele reconocerse entre sí a través de apodos. Estos nacieron bien sea en la escuela, el  liceo, la plaza o las canchas. Fueron los años dorados de las décadas de 1950, 1960 y 1970. Mi pueblo, San Tomé (Anz), por supuesto, no fue la excepción.

Ponerle apodo a alguien era lógica segura encasquetárselo a toda la familia del elegido. Así las cosas, fueron muchos a los que se los conoció por un sobrenombre bien particular; incluso, prevalecía tal apodo por encima del nombre de pila o apellido de la “víctima”: Babucha, Carachana, Bola de Humo, Malasangre, Socorolo, Agua’e Vaca, Cara’e Buzo, Tragabala, Matagallo, entre muchos otros que recuerdo.

Aunque también fueron muchos los que se salvaron de nuestra barbarie lingüística y conservaron sus apodos naturales, como Catire Iriza, Toño Morales o Cheo Carrasquel, hubo quienes no tuvieron apodo alguno, como los hermanos Héctor y Víctor Thomas, la familia Heredia, los Navarro o los Melchor.

Fue aquella una época en la que todos nos tratábamos con sana camaradería, e igual disfrutábamos una velada en el Club Centro San Tomé con Los Melódicos y Billo’s que con los grupos El Nuevo Clan o Los Caribbean Boys, de El Tigre.

Hoy evoco con afecto a todos mis paisanos, incluso a quienes ya han traspasado el velo de la eternidad. Hacia ellos y a sus familias, mis respetos y consideración.

SAÚL JOSÉ MOSQUEDA P.

sajomopa@gmail.com

Cuentos de mamá Luisa



Una mañana como cualquier otra, nos levantamos tempranito para ir a San Sebastián de los Reyes mi abuela mamá Luisa, mi tía Kakan, mi madre Nina, mi tía, su esposo y mis tres primas. Era un viaje corto desde Caracas, pero largo para mí. Teníamos una casa pequeña a donde llegábamos casi todos los fines de semanas. Era alquilada para vacacionar.

Nuestros vecinos, el señor Rosendo y su esposa e hijos, siempre nos esperaban con alegría, con los brazos abiertos, como somos todos los venezolanos, alegres, dispuestos, amantes de las cosas sencillas: hamaca, café, arepas de maíz, sancocho y río. Y allí empieza mi cuento. Yo tenía unos 9 años, era muy delgada para mi edad , era de poco comer –como dicen, solo pasta, galleticas y golosinas–.Sopa, por favor, no me gustaba.

Ese día nos preparamos para ir al río, cerca de la casa de nuestro querido Simón Díaz, en el paso de los indios, como lo llamaban, en la camioneta de mi tío Francisco. Montamos todo para el hervido. Yo feliz, pues nos esperaba un maravilloso río, frío y cristalino; el olor de las matas, las piedras, ver pececitos pequeños, todos reunidos. Eso no tiene precio.

Se llevaron una lata de manteca, tomaron agua de río, se cortó las verduras con esmero, el pollo y las costillas. Cuando me llamaron a comer, me negué diciendo que no tenía hambre, que me había llenado el estómago con refrescos, y frutas. De vuelta a la casa , mi abuela
muy preocupada, sin cambiarse, aún con su cabello largo recogido, mojado, fue a calentar la sopa. Me la sirvió y comencé a jugar con la cuchara en el plato, con lo que llegué a colmar la paciencia de mi dulce abuela: “No comas que te van a llevar las hormigas, te vas a desaparecer”. Acto seguido, con los ojos cerrados, me dispuse a comer rápidamente. Uno es ingenuo a esa edad y yo me imaginé un ejército de hormigas comiéndome.

Aún me río del susto que llevé. No quería comer ese día, yo sentía que el río no es lugar ni para cocinar ni para comer porque uno se pierde la diversión y las horas pasan rapidito.

MARTHA GARCÍA

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