Ella, que ayuda en los deberes escolares, que anuda tu corbata, que aplica el medicamento, que orienta, que comprende tus travesuras, que canta y ríe cuando el guión lo precisa, que no reprocha, que cocina, especialmente para ti, que ayuda con el dinero de su alcancía secreta, que da el beso de las buenas noches, que protege con sus maravillosas manos, que cuida de ti y de tus hijos, celebra con gran ilusión su nuevo día.
El tributo que hoy se rinde a las madres venezolanas queda una vez más plasmado en las múltiples manifestaciones de afecto que los hijos e hijas de este pueblo brindan a ese ser, responsable de la vida de otro ser.
Se dice que la madre venezolana es única, tiene un sello personal, muy característico que la hace distinta a otras mujeres del mundo; se le reconocen su don de mando en el hogar, su sabiduría, su emprendimiento, su dedicación y, largas horas de entrega que observamos en el quehacer cotidiano. Su gratitud, esperanza, valor, espiritualidad, buen juicio, amor y dedicación por sus retoños brinda especial fortaleza a su querido rebaño.
Por supuesto, las críticas a esta efeméride también están presentes; algunos la señalan como una fecha de gran aprovechamiento comercial. Independientemente de esa censura, que a pocos mortifica, lo trascendente es demostrar el amor que le profesamos a ese ser que, cada día, para nuestra gloria, sentimos que es más que una madre.
Dulce María Carpio
Educadora
Habitante de El Rosal/Chacao
dulcecarpio@gmail.com
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