Nuestro país ha cumplido 17 años de revolución, de historia, controversia, rivalidad. En fin, ha sido todo un proceso de metamorfosis que intento precisar después de tanto examinar y vislumbrar, quizás como evolución o involución, realidad o utopía, socialismo democrático y liberador o capitalismo salvaje, sobrevivir o sucumbir, coalición u hostilidad, trascendente e irrelevante, celestial o apocalíptico.
He visto gente llorar, sufrir y odiar, pero también he visto gente reír, confiar y amar; he visto al que disfruta del poder y la riqueza y al que padece de hambre y vive en la miseria; el que lo tiene todo y el que no tiene nada; he visto el que expresa felicidad pero se encuentra preso de sí mismo; al que ha perdido la libertad y lo consume el dolor, el odio y la maldad; he visto a gente sumida en el alcohol intentando liberar las penas y expresando alegría. Gente ilusionada y decepcionada, gente luchadora y víctima de la derrota, gente abandonada y abandonando.
Hoy, he visto mucha gente nacer y mucha gente morir, he conocido la complejidad del ser humano, pero no he visto a mi gente luchar por la vida, por el pueblo, por nuestra patria para alcanzar la libertad, educación, virtud, ética, moral y las viejas costumbres. Cuánto dolor se siente al aceptar que solo hay lucha de poder; luchamos por obtener el dinero, por alcanzar un estatus social, por un cargo político, por ser el mejor, por tener el mejor cuerpo, la mejor silueta, las siliconas más grandes, los glúteos sobresalientes, por ocultar las arrugas, luchamos por vanidades mi gente.
Aún hay mucho más por decir, pero hay mucho más por hacer.
Susana Muñoz
susanamc1974@gmail.com
La conciencia es el motor para lograr todos los cambios que queremos para que nuestra sociedad pueda y deba cambiar, pero en realidad tiene mucha razón cada día se pierde el tiempo en tratar de hacer, unos por falta de conciencia y otros por interés propios, y de aquellos que tratan de hacerlo de corazón nunca le dan la importancia necesaria.
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