Recientemente en una tienda de ropa de niños muy reconocida vi una escena que no dejó de ser sorprendente.
Llegó una mamá joven con dos niñas, una de ellas una bebé con un poco más de dos años, la suelta en el piso mientras sigue viendo la ropa, y esta bebé -como lo hacen todos los de su edad- se va caminando entre los pasillos del local explorando. Al verla, la madre le grita, la zarandea, le pega y además le impone que debe permanecer a su lado.
Confieso que casi muero al ver el nivel de salvajismo con el que esta madre trató a su hija, pues el problema no es que quieras que tu hijo permanezca a tu lado, sino la forma en que lo haces. Debemos reflexionar que muchas veces el problema no son los niños, sino nuestra mente cuadrada que pretende salir con un pequeño a la calle y que solo respire, hable y, además, que no se mueva ni pestañee.
Visto desde este punto, ¿de quién es la culpa de que un bebé ande por los pasillos de un local atiborrado de gente?, ¿del bebé o de la mamá?, ¿merece una bebé ser castigada con brutalidad por hacer lo que hace todo niño de su edad?
Los bebés, niñas y niños, son seres inteligentes, sienten y comprenden todo lo que tú quieras expresarles, por lo que la comunicación que desarrolles con ellos debe ser desde el amor y no de acciones que les violenten.
Si quieres conseguir cambios de actitud que prevalezcan en el tiempo mírale a los ojos y con firmeza exprésale lo que quieres de él y evita decirle “¡No hagas..!”, algunos estudios afirman que nuestro cerebro no reconoce la palabra no, por eso a veces notamos que cuando le dices a un niño: “¡No corras!” pareciera que le dices que corra más. Si quieres que se quede a tu lado, háblale con amor y dile firmemente lo que deseas. Aplica esta técnica sencilla y sal de las estadísticas de madres y padres maltratadores.
Aura Pereira
Periodista
Hab. Lomas del Ávila
aurapereira@hotmail.com
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