Sin caer en opiniones políticas, es necesario aclarar el concepto de conuco como denominación que se le da al lugar donde cultivamos nuestros alimentos.
Además, por la importancia que representa, debemos echar una mirada al pasado para recordar de dónde venimos y cuál es nuestro origen.
Pues bien, se habla mucho de volver al conuco y creo en definitiva que así debe ser, pero no con la visión de producir en extensiones pequeñas y a baja escala (como muchos piensan).
Esta reflexión se trata de que volvamos al conuco con la única razón de empezar desde el principio, que volvamos a ese lugar o circunstancia de donde provenimos, donde nacimos, y hagamos una nueva vida buscando en la tierra y en los corrales nuestro sustento diario y, ¿por qué no?, nuestra
propia identidad.
Hace tiempo salimos del campo, salimos de la provincia y dejamos atrás los sueños de nuestros viejos para ir a formar parte de los cordones de miseria que hoy corroen nuestro país. Pues, es hora de
regresar… regresemos como una fuente inagotable de energía para los que esperan en la casa de la granja, en las casas del conuco, en la casa del solar grande.
Volvamos al páramo, a las llanuras, a ese mar que nos vio nacer y sembremos el futuro, sembremos la Venezuela nueva, sembremos nuestros sueños para vivir de forma más próspera y más digna.
Ojalá y cuando volvamos al conuco nuestros padres estén esperando para decirnos: “Hijo, vaya al gallinero y traígase una gallina para el sancocho, traiga los huevos para el desayuno, de la huerta traiga el maíz para hacer las arepas, ordeñe la cabra para tomar leche caliente”.
Tal vez esas palabras sean tomadas como nostálgicas e improcedentes en el mundo globalizado de hoy, pero sin importar lo que piensen, estoy seguro que muy dentro de ustedes estará el deseo de volver al conuco.
DAVID CAMILO RAMÍREZ
Ingeniero
El Vigía, Mérida
camilo_ramirezn@hotmail.com
lunes, 1 de junio de 2015
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