Tomé la firme decisión de
escribir este artículo por tener actualmente 85 años camino a los 86, con buena
salud mental que me permite vislumbrar mi opaco porvenir en cualquier instituto
geriátrico donde esté, así como el de todos mis hermanos ancianos que hoy en
día viven en estas casas de reposo, bien sean del Inass o del Ivss.
Digo esto porque aunque la casa
hogar donde estoy tiene los servicios de terapeutas ocupacionales esto no me
consuela, puesto que como es natural por mi avanzada edad pronto podré sufrir
de alzhéimer y entonces sufriré el padecimiento de muchos compañeros de estar
amarrado todo el día. Me aterra ser víctima de un acontecimiento tan lamentable
como el que le ocurrió a ocho de mis compañeros que hace algunos meses
fallecieron tras un incendio en un geriátrico de La Castellana (DC), y hasta
ahora no he visto que nuestro joven presidente Nicolás Maduro, ni los
“arreglatodo” de la oposición, hayan dado un paso a fin de que esa tragedia no
vuelva a ocurrir.
Me anima un poco conocer que el
Inass está tomando en cuenta la serie de artículos que he venido escribiendo
desde hace varios años en este apreciado diario Últimas Noticias, y que espero
seguir haciéndolo hasta que ellos y Dios quieran. Estas denuncias las hago con
propiedad porque resido en estos centros desde hace 27 años.
Norman Rodríguez
Residente del geriátrico
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