El 23 de
abril se conmemoró el Día Mundial del Libro. Etimológicamente deriva del latín
liber, corteza de árbol sobre la que se escribía antiguamente. La historia
del libro se inició hace más de 5.200 años con la escritura cuneiforme
utilizada por los escribas de la antigua Mesopotamia. Los libros hablan a lo largo de tiempo y todos nosotros los
escuchamos a la vez que hablamos con ellos cuando leemos. También han sido
siempre y deben seguir siendo un instrumento liberador, soporte de la
conciencia social de todos los seres humanos.
Significan
civilización, en ellos se expresa la síntesis del arte, la técnica y el
conocimiento, nos enseñan que lo importante no es quién se es ni qué se tiene,
sino lo que se sabe. Sepan que los libros son la más noble creación de la
humanidad. Es en parte materia, en parte espíritu, en parte cosa y en parte
pensamiento de cualquier modo que se le mire.
En la
Edad Media, el libro fue el principal medio de comunicación. Era el camino
hacia los conocimientos y un estimulante para los lectores potenciales. Leer es una capacidad necesaria para vivir mejor. Cuando
leemos, se nos abren las puertas de los saberes y podemos disfrutar plenamente
el contacto con mundos nuevos.
Es sin
duda el más asombroso invento de todos los tiempos, pues nos conectamos con
otras vidas. Un libro es como abrazar y ser abrazado. Nos acompañan. Ninguna
otra creación humana ofrece más satisfacciones. A
mi parecer, uno de los dones más grandes en el mundo es la pasión por la
lectura, la cual consuela, distrae, emociona. Y el hábito de la lectura es uno
de los tesoros más grandes que podemos heredarles a nuestros hijos. Puesto a disposición de gran parte de la
población venezolana, se ha transformado en un agente revolucionario desde el
punto de vista social.
Jesús Rafael López
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