El término emigración se refiere
a dejar su país de origen para ir a residenciarse a otro, en busca de mejor
calidad de vida o de situación social.
La inmigración es la llegada de
personas de otras latitudes al país en que naciste o resides.
De estos conceptos se puede decir
que quien se va a otro lugar se lleva a cuestas su país, sus formas de vida
tras de sí, parte del bagaje que lo acompaña y solo lo irá perdiendo al
alcanzar el éxito en ese país que decidió para fijar su residencia definitiva.
Si nos remontamos a la historia
se realizaron muchas emigraciones masivas por razones religiosas, guerras, por
ejemplo la segunda guerra mundial originó el desplazamiento de millones de
personas.
Asimismo, la guerra civil
española que principalmente causó grandes oleadas de personas hacia el
continente americano, lo que ocasionó una gran despoblación sobre todo en su
meseta central.
Entre estas “mudanzas” llegó mi
familia a Venezuela. Orgullosa de ser venezolana de padres españoles, recuerdo
día a día las palabras de mi padre, que llegó en barco al Puerto de La Guaira a
bordo del buque Santa María tras 17 días de mareo en los camarotes pegados al
motor (los más baratos, no había dinero para más): “Llegué con una camisa, un
pantalón, y el resto eran sueños por cumplir en una hermosa tierra de calor y
gente buena”.
Aquellas palabras a través del
tiempo iban acompañadas de la tradicional “morriña”, término gallego que
significa “tristeza por la lejanía del lugar donde había nacido”, que guardó
para siempre en su memoria y al que renunció, pues faltando poco para su muerte
dijo que “de este calor no lo sacáramos ni muerto” y aquí se quedaron sus
cenizas.
Venezuela de esta forma se ha
convertido en una de las naciones latinoamericanas que albergan la mayor
cantidad de inmigrantes en su territorio, provenientes principalmente de
Portugal, Italia, Alemania, Israel, España, Colombia, Perú y China,
influenciando nuestra cultura, idioma y hasta gastronomía, formando un gran
crisol. Esta variedad de naciones creó el
mestizaje de razas que confluyen y que se reflejan en el llamativo físico de
sus mujeres, reconocidas por su exótica belleza.
Estemos donde estemos, donde
deseemos echar raíces, pongamos siempre lo mejor, haciéndonos destacar como el
principal capital humano, sin dejar nunca de echar de menos a nuestra hermosa
Venezuela.
Manuela Ortega
Licenciada en Administración
Avenida Fuerzas Armadas
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