lunes, 30 de mayo de 2016

Fotocopiar libros



Los altos costos de los libros y el bajo presupuesto que se les asignan a las bibliotecas promueven que el negocio de las fotocopias siga creciendo y se mantenga en el tiempo, pues para muchos estudiantes es difícil comprar algunos textos sugeridos por los docentes y, en dado caso, las bibliotecas  no cuentan con suficientes ejemplares para su consulta. El tema del copyright o derecho de autor está evidenciado en la Constitución y fue publicado en la Gaceta Oficial N° 4.638, el 1° octubre de 1993. Art. 1. “Las disposiciones de esta Ley protegen los derechos de los autores sobre las obras del ingenio de carácter creador, ya sea de índole literaria, científica o artística, cuales quiera sea su género, forma de expresión, mérito o destino”. Cabe destacar que es una ordenanza inexorable. Hacer una fotocopia de un libro o una parte del mismo puede ser legal o no, pero nuestra realidad es que en las universidades siempre ha existido el centro de fotocopiado. La fotocopia es un acto de reproducción que vemos en todas partes y de forma masiva, y me pregunto: ¿en qué instante nos hemos detenido a solicitar la autorización del autor de un libro para ser fotocopiado? ¿O acaso las bibliotecas universitarias dentro de sus instalaciones permiten el fotocopiado como ingreso propio? ¿Será que las bibliotecas universitarias les harán un aporte de las ganancias percibidas al autor de la obra? ¿Quiénes son los beneficiados: el autor, las editoriales, los estudiantes o los académicos? Considero que debe promulgarse el libre acceso de todas las obras realizadas o financiadas por el Estado (públicas, autónomas y privadas). Promulgar la digitalización de todas las obras universitarias con fines de preservación y libre acceso para los estudiantes, académicos y usuarios en  general. Proponer que los profesores escriban si su tiempo laboral es pagado por la universidad, preparen compendios, actualicen los planes de cursos, promuevan la publicación de sus trabajos o materiales instruccionales en texto completo para que los estudiantes puedan acceder a ellos. Por lo tanto, la solución es socializar el intercambio de ideas, permitir el derecho a estudiar y por el derecho a la cultura en un sistema tan rígido que las bibliotecas subsisten por su adaptación al medio ambiente.

Fernando Salas

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