jueves, 16 de febrero de 2012

No se puede "ser feliz" si no se ha "perdonado". Igualmente como la felicidad, el perdón es ante todo una decisión personal que sale del corazón, a fin de aceptar la realidad de un hecho negativo que afligió nuestros sentimientos en un momento determinado, a tal punto que podamos tener paz interior aun cuando recordemos lo sucedido.
El primer paso que debemos hacer como individuos es pedirle perdón a Dios por nuestros errores y faltas cometidas hasta la fecha; sin importar, de qué tamaño sean estos porque ante sus ojos todos miden lo mismo; sólo así podremos alcanzar perdonarnos a nosotros mismos.
En este nivel, sólo hemos tomado las primeras cucharadas de antibiótico para el proceso depurativo de sanidad interior que ha comenzado en nuestro cuerpo y alma, donde empiezan a manifestarse cambios favorables en nuestro ser, visibles o no.
El siguiente paso sería dirigirse con voluntad y determinación hacia la persona afectada, a fin de manifestarle verbalmente que hemos hecho conciencia del daño que se le ha causado y, por ende, nos disculpamos pidiéndole "perdón".
Toda persona que tome esta iniciativa es libre de toda raíz de amargura, tanto consigo mismo como para con Dios, sea concedida o no la disculpa por el agraviado. Dado ese nuevo paso, queda de parte del lastimado decidir responsablemente acoger o no la dispensa y continuar disfrutando de una nueva vida plena y renovada o, por el contrario, seguir siendo prisionero de él mismo.
Se ha comprobado que la falta de perdón es contraproducente en la salud de cualquier persona y muchas veces ella es recuperada 100% con sólo decidir perdonar.
Sin ir muy lejos, todos sabemos que una gran mayoría de los venezolanos carecemos de perdón; como ejemplo, podemos decir que hoy por hoy hay muchas familias, amigos, empresas, la misma Iglesia, etc., que se han separado por el odio que ha causado las diferentes ideologías políticas, pues no queda más que decir: ¡Qué torpeza tan grande estamos cometiendo!, porque muchas cosas de la vida pasan y la familia al contrario siempre permanece.
Solamente con la combinación en armonía del amarillo, azul y rojo obtendremos una gama de brillos para un sinfín de arcoiris. Hoy puedes perdonar.
Alexander Bello
Contador público
habitante de La Tahona/Baruta
alexbello_5@yahoo.com

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