Con gran beneplácito recibo la noticia de la postulación
a los premios Oscar de esa excelente coproducción entre Venezuela y España,
Libertador, la vi y me encantó, la actuación de cada uno de los personajes, los
paisajes, la forma de abordar los pasajes de la historia, algo diferente, ese
toque de misterio velado en la muerte de Simón Bolívar, ese detalle me gustó mucho,
me parece más creíble que el cuento aquel que corrió por allí acerca del
probable envenenamiento, además de que vislumbra de manera muy disimulada la
duda que muchos guardamos en el fondo de nuestras mentes y corazones acerca del
fallecimiento de un conocido personaje de nuestra historia.
Solo un par de personajes no me agradaron, no por ser mal
actuados, sino porque a mi modo de ver no calaban en lo que tenía entendido
acerca de ellos, y es que yo tenía la idea de que Francisco de Miranda era
contemporáneo con Bolívar, por lo cual me tocó refrescar los conocimientos y
veo que para el momento del nacimiento de Simón Bolívar, Miranda ya contaba con
treinta y tres años. También José Antonio Páez guarda en mi mente una imagen
muy diferente a la del personaje de Libertador, pero estas diferencias me han
confirmado que no todo lo que conocemos es netamente original, todo guarda sus
interpretaciones y en la historia solo quien vivió y escribió los hechos en el
mismo lugar y momento puede dar fe de la veracidad de los mismos.
Por otra parte, la actuación de Édgar Ramírez la
considero genial, el ser políglota le dio esa facilidad para destacarse cuando
el guión le exigió diálogo en otros idiomas, se paseó por el inglés y el
francés con una exquisitez aunada a la clase que debía imprimirle a su
personaje siendo este un aristócrata, educado por los mejores profesores de la
época y acostumbrado a codearse con lo mejor de la sociedad. ¡Bravo por Édgar!
Ojalá esta postulación ayude a cambiar el concepto que
guardan muchos compatriotas acerca del cine venezolano y su renuencia a apoyar
el mismo asistiendo a las salas de proyección cinematográfica, prefieren
comprar el CD y verlas en la intimidad del hogar por considerar que no son tan
interesantes ni tan buenas como para gastarse el dinero en una entrada ni
siquiera popular.
Yo hoy por hoy, sin dudas, digo con orgullo: ¡que viva el
cine venezolano!
Vilma
Centeno
Habitante
de La Vega (DC)
Comerciante
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