Hay momentos en la vida que dudamos de
las cosas que nos pasan, pero siempre se debe tener presente que “Dios sabe lo
que hace”. Tanto el tiempo de Dios como sus planes son distintos al tiempo
y a los planes del hombre, porque los designios del Señor son incomprensibles
para la mente humana. De allí la frase popular: "Dios escribe recto sobre
líneas torcidas". Es decir, lo que para el hombre parece equivocado para
Dios no lo es.
Eso explica que muchas vivamos
situaciones que nos parecen malas o que no las deseamos y, tiempo después, nos
damos cuenta que había una razón para que ocurrieran. Lo importante, en
este sentido, es no dudar. Por muy difíciles que sean las situaciones por las
que estemos pasando ante Dios siempre tendrán respuestas, aunque a veces
no las comprendamos. De Él brota la justicia y la misericordia, y nunca
debemos dejar de ser humildes y agradecidos por los designios de Dios en
nuestro camino.
Él nos invita a reflexionar con personas
justas y comprensivas, y no perder nuestra fe por la incertidumbre del
mañana. Nuestro destino se revelará en su momento, como nos lo enseña el
Génesis (41, 14-16) cuando el faraón mandó a llamar a José (hijo de Isaac quien
fue nieto de Abraham) para que interpretara uno de sus sueños.
Sinceramente confieso que es imposible
imaginar la decepción de José cuando sus hermanos lo vendieron a los egipcios,
y más aún cuando lo llevan a la cárcel por una acusación injusta por parte de
Potifar.
Debemos seguir caminando por la senda de
nuestro destino sin intentar titubear ni dar pie al rencor, teniendo presente
que “Dios sabe lo hace”. Él es quién nos acompaña en este transitar por la vida
para que fortalezcamos nuestra alma, pensamiento y amor. Él es la
gloria y nuestro destino, por los siglos de los siglos, amén.
Raúl Isea
raul.isea@gmail.com
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