Cada 21 de septiembre se
conmemora el Día Mundial del Alzheimer. Decretado por la Organización Mundial
de la Salud, es una fecha emblemática para pacientes, familiares, médicos,
fundaciones y para todos en general, propensos a esta enfermedad. A raíz del padecimiento
de mi abuela que inició a fines de 2014, tanto mis familiares como yo empezamos
a investigar al respecto, asesorados de manera oportuna por el médico tratante,
resultados complementados con historias de propios y extraños, entrevistas,
artículos de opinión, investigaciones publicadas, entre otras informaciones,
que fueron de gran utilidad para enfrentar cada escenario de esta patología.
Todas las enfermedades
generan desasosiego, temor y grandes dosis de dificultad. En el caso del
Alzheimer y la Demencia, es la pérdida de la memoria y con ella, la identidad
de la persona. Es difícil tanto para el paciente como para los familiares y
demás involucrados en este trance. Conclusión que parte de mi experiencia y de
las personas que han compartido hechos similares y que sirven de aprendizaje.
A pesar de las dificultades,
siempre existen aprendizajes inspiradores como: la espiritualidad, la solidaridad
de propios y extraños, el valor a la salud, a la memoria, a la vida, a todo lo
que compone nuestro entorno, y desde mi óptica personal, el valor a la
identidad en todos los aspectos relevantes e irrelevantes del ser humano, entre
otros. Con la intención de ayudar a todos aquellos que han pasado por esto e
inclusive como aliento personal. Hace unas semanas se publicó en este espacio
una reflexión de mi autoría titulada Borrón sin cuenta nueva, en la cual el
propósito era compartir el análisis de mi experiencia con los lectores, lo que
generó mucho respaldo de personas y fundaciones como la Fundación Alzheimer de
Venezuela que me motivaron a seguir investigando al respecto y contribuir a la
prevención del Alzheimer, un trastorno que afecta más que la memoria, nos deja
¡sin identidad!
César Alarcón
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