Cuando yo era niña, pocas eran las panaderías del pueblo. La gran panadería La Modelista, de Don Francisco Parra, elaboraba una gama de exquisitos panes, los cuales salía a vender don Pedrito Linero en una bicicleta con unas canastas a los lados. Recorría sabiamente las calles ofreciendo pan de avena, catalinas, cordatos, pan de taburete o rebanadas, los cuales eran ansiados por todos para la famosa merienda de las tres de la tarde con guarapo. Fue un hombre honesto y trabajador que supo ganarse el cariño y respeto del pueblo villacurano.
CARMEN MUÑOZ DE GONZÁLEZ
lavalijadeneycar@gmail.com
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