miércoles, 26 de octubre de 2016

Un ídolo inolvidable

Jean Carlos Bastardo. Recuerdo que cuando niño me encantaba hacer travesuras, era muy inquieto y curioso. Un día, revisando un pequeño baúl de recuerdos de mi mamá, me topé con unos discos de un cantante famoso, tomé uno al azar y me dispuse a escucharlo…Comienza la canción, un poco suave, luego una voz empieza a cantar con mucha emoción; sus palabras eran versos para mis oídos y sus sentimientos los sentí como si fueran míos. Era una ráfaga de brisa fresca, el rocío del amanecer, un hermoso pajarillo extendiendo sus alas volando libremente por el cielo.
Nunca llegué a conocerlo en persona, solamente escuchaba sus canciones e incluso aún adulto las sigo escuchando. Mi infancia transcurrió en jugar y tararear las canciones de Alberto Aguilera Valdés, mejor dicho, Juan Gabriel.
Muchos, al igual que yo, crecimos con sus canciones, comprábamos los discos y le subíamos el volumen a la radio para oír sus temas. Abrázame muy fuerte, Hasta que te conocí, No tengo dinero y Yo te recuerdo, entre otras muchas más, fueron letras que nos hicieron reír, llorar, amar, perdonar, cantar y soñar. Sí, imaginar que lo que uno desea sí puede hacerse realidad; que a pesar de los obstáculos de la vida, Dios nos tiene grandes planes.
Que suenen las cuerdas de la guitarra y la melodía sublime del violín para despedir tu alma. Alberto, el cielo te abrió sus puertas por ser una persona generosa y con mucha humildad.
Canta Juan Gabriel, canta, ya que el escenario perfecto es el edén del Señor, con sus impolutas nubes, el vuelo de las palomas blancas, el canto de sus ángeles y el luminoso sol.
Yo quiero agradecerte a ti todo lo que me has dado. Cuando miremos hacia el cielo, cada estrella
que aparezca son los “te quiero” que dedicamos a nuestros seres queridos gracias a tus letras… Adiós, Juan Gabriel.

yanky2001@hotmail.com

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