Una mañana
como cualquier otra, nos
levantamos tempranito para ir a
San Sebastián de los Reyes
mi abuela mamá Luisa, mi tía
Kakan, mi madre Nina, mi tía, su
esposo y mis tres primas. Era
un viaje corto desde Caracas,
pero largo para mí. Teníamos
una casa pequeña a donde
llegábamos casi todos los fines
de semanas. Era alquilada para
vacacionar.
Nuestros
vecinos, el señor Rosendo y
su esposa e hijos, siempre nos
esperaban con alegría,
con los brazos abiertos, como somos
todos los venezolanos, alegres,
dispuestos, amantes de
las cosas sencillas: hamaca,
café, arepas de maíz,
sancocho y río. Y allí
empieza mi cuento. Yo tenía unos
9 años, era muy delgada para mi
edad , era de poco comer –como
dicen, solo pasta, galleticas
y golosinas–.Sopa, por favor,
no me gustaba.
Ese día nos
preparamos para ir al río,
cerca de la casa de nuestro
querido Simón Díaz, en el paso
de los indios, como lo
llamaban, en la camioneta de mi tío
Francisco. Montamos todo para
el hervido. Yo feliz, pues
nos esperaba un maravilloso río, frío y
cristalino; el olor de
las matas, las piedras, ver
pececitos pequeños, todos
reunidos. Eso no tiene precio.
Se llevaron
una lata de manteca, tomaron
agua de río, se cortó las
verduras con esmero, el pollo y
las costillas. Cuando me llamaron
a comer, me negué diciendo
que no tenía hambre, que me
había llenado el estómago con
refrescos, y frutas. De vuelta a
la casa , mi abuela
muy
preocupada, sin cambiarse, aún con su
cabello largo recogido,
mojado, fue a calentar la sopa. Me
la sirvió y comencé a
jugar con la cuchara en el
plato, con lo que llegué a colmar la
paciencia de mi dulce
abuela: “No comas que te van a
llevar las hormigas, te vas a desaparecer”. Acto seguido, con los
ojos cerrados, me dispuse a
comer rápidamente. Uno es
ingenuo a esa edad y yo me imaginé
un ejército de hormigas comiéndome.
Aún me río
del susto que llevé. No quería
comer ese día, yo sentía que
el río no es lugar ni para
cocinar ni para comer porque uno
se pierde la diversión y las horas
pasan rapidito.
MARTHA
GARCÍA
marthamila@hotmail.com
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