martes, 10 de noviembre de 2015

Por uno pagamos todos


Hace más de 23 años tuve mi primer accidente de tránsito, como parrillero en una moto. Fue por negligencia de un conductor que abrió la puerta inesperadamente. Juré no montarme más nunca en un vehículo de dos ruedas. Recientemente, decidí investigar sobre tantos accidentes con motorizados para ver el grado de “mala fama” que tienen. Rompí el juramento que había hecho y tomé prestada una moto Marca Empire modelo Matrix Keeway de 150 cc de color rojo, con su maleta y casco integral, y estos fueron los resultados.

No le voy a achacar toda la culpa al motorizado, pues el Estado también es responsable de la seguridad de su población y nos encontramos con calles en malas condiciones: con huecos mal tapados o alcantarillas fracturadas. En los túneles falta iluminación, por ejemplo, el segundo túnel de regreso de la autopista Caracas-La Guaira parece una cueva de lobos y además presenta humedad. Al final de la avenida El Cuartel, sentido Propatria-Plaza Sucre, en Catia, hay un faltante de alcantarillado; en la av. Boyacá (Cota Mil) hay tramos del hombrillo donde hay baches inesperados que obligan al conductor a hacer maniobras para esquivar, lo cual puede generar un accidente.

La única calle transitada y que vale la pena hasta caminar descalzo es el paseo Los Ilustres hasta Los Próceres en ambos sentidos.

Pero no solo el Estado tiene responsabilidad. Señores, ¿quién recuerda los vigilantes de tránsito en la av. Urdaneta? Pues, solo observe a la PNB en las vías rápidas que bordean nuestra ciudad.

Y ¿qué pasa con los conductores de camionetas de pasajeros? Debe existir un reglamento para poder multar a los conductores irresponsables que hablan por celular al mismo tiempo que dejan pasajeros casi en la mitad de la vía. Y ¿los conductores particulares? También manejan hablando por teléfono y olvidan los cambios de luces para cruzar. Y ¿los peatones? A las personas de a pie se les olvida que están cruzando una calle y ni miran para los lados, pendientes del celular.

Se necesitan campañas de concientización urgente, ya que ese mal hábito está en toda la gente, aunque los motorizados son los más infractores. Parte de lo que vi: hay algunos motorizados que montan hasta tres personas en una moto, suben a niños menores y muy pequeños como parrilleros; abusan transitando por aceras y comiéndose la flecha y la luz. De 10 vehículos parados en una cola, cuatro buscan cambiar de canal; de esos cuatro carros, tres los conduce una mujer. De esos tres, dos conductoras tienen un rubor, una pintura de labios o un teléfono en su mano.

Sé que hay muchos como yo que, sin ser motorizados, se monta en sus zapatos para defender y buscar campañas de concientización para los infractores, porque en nuestro país se dice: “Por uno pagamos todos”. ■

Freddy Yuliani González
Lic. en Gestión de Riesgos
yulfred70@gmail.com

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