martes, 22 de diciembre de 2015

Tiempo de reflexión


Son cruciales y trascendentales las decisiones que tomemos en estos tiempos, pues estas determinarán el futuro de las generaciones de relevo que llegado su momento tomarán la batuta y las riendas de la realidad que construyamos. Ellos serán los capitanes que guiarán la nave de la Venezuela que soñamos.

El lenguaje que necesita nuestra nación es un mensaje de paz, perdón, reconciliación y hermandad. Por ello debemos impregnarnos de amor, necesitamos generar y propiciar ese vocablo desde lo más íntimo de nuestro ser; si lo logramos será lo único que nos mantendrá unidos e invencibles.

Existe una verdad poderosa en las sagradas escrituras que reza: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio”, 2 Timoteo 1:7.

Construyamos juntos el país que soñamos. Venezuela es un país de oportunidades extraordinarias, único y con variedad de recursos de todas las índoles, materiales y naturales, con un potencial que aún no hemos explotado, con una diversidad productiva capaz de generar cambios sostenibles en el área de la industria, metalúrgica, mineral, natural, con recurso humano valioso.

Venezuela te necesita y tú eres parte de ella. Venezuela somos todos, asumamos nuestra identidad y posición, la de venezolanos, y seamos protagonistas de los cambios gigantescos que se avecinan y formemos parte de la composición de una nueva nación guiada por valores correctos que identifique nuestra idiosincrasia y demostremos al mundo que somos venezolanos.

Si revisamos un poco la historia lograremos evidenciar que nuestra identidad se ha distorsionado, no somos ni la cuarta parte de nuestra realidad, la influencia que hemos recibido de agentes externos ha sido tan fuerte que no tenemos sentido de pertenencia, de personalidad. Es importante rescatar lo que realmente somos, ¿cuál es nuestro verdadero origen? Es necesario aplicar principios que nos identifican como seres únicos.

Si mantenemos esa posición será lo único que garantizará la estabilidad, la paz, la armonía y la hermandad. Propiciemos juntos la reconciliación para vivir quieta y reposadamente.

José Manuel Díaz
Jurista teólogo y educador
jmdiazu@hotmail.com

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