martes, 28 de febrero de 2012

Pena ajena

Pena ajena es lo que sentimos al ver tanta desidia por estas calles. El estado tan lamentable de las avenidas, rutas, escaleras, empalmes y todo aquello por donde camina el peatón o circulan los vehículos a motor.
¿Será que cuesta mucho barrer, limpiar y mantener pulcro el espacio público? Cada vez que transito por la avenida Libertador, en cualquiera de sus direcciones, por la avenida Baralt, por la avenida Victoria, la Francisco de Miranda, la Urdaneta, observamos el cúmulo de desperdicios que afea la Gran Caracas.
Me pregunto: ¿qué pensarán los turistas al transitar por estos espacios? Será que ninguna autoridad de los municipios Libertador, Baruta, Chacao, Sucre y El Hatillo se han percatado del estado en que se encuentra la ciudad.
Valdría la pena invitarlos a dar un paseo para mostrarles la mugre, los rayados y grafitis que afean las paredes, ventanales y postes, exceso de pancartas, vallas, banderas, banderines, excrementos de animales, escombros, y todo tipo de material que lanzan a la vía pública.
Realmente, siento pena ajena. Hasta los establecimientos privados, principalmente, los expendios de comidas y bebidas han bajado la guardia en el esmero por mantener su entorno agradable, limpio y bien dispuesto. Un ejemplo de ello son algunos puestos de ventas ambulantes de alimentos.
Y si a esto le agregamos el denso tráfico, la ausencia de rayado peatonal, semáforos inservibles, los "comeluces", los motorizados que siguen cometiendo faltas graves, las busetas que no respetan las paradas, los taxistas infractores y la gente que no colabora, realmente, se puede decir que ante tanta indiferencia clamamos por buenos ciudadanos, autoridades competentes que quieran hacer de Venezuela un gran país. No sólo es decirlo, sino demostrarlo con hechos.

Dulce M. Carpio
Educadora / Habitante de Chacao
dulcecarpio@gmail.com

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