miércoles, 10 de febrero de 2016

Cómo hacer colas sin amargarse la vida


Es indiscutible que todos preferimos no hacer cola para poder adquirir cualquier producto. También deseamos que el tiempo consumido en trámites por servicios (bancos, electricidad, teléfono, otros), bien sea en instituciones públicas como privadas, se hiciera a la mayor prontitud y celeridad. Lamentablemente, la vida no fue hecha para complacer y satisfacer todos nuestros gustos, deseos o preferencias, por muy justificados y legítimos que sean.

Sea cual sea la razón, el motivo o la causa de tales inconvenientes, igual hay que hacerle frente porque tenemos que comprar, adquirir, pagar o cumplir con dicho trámite o responsabilidad, no hay de otra.

Cuando nos entregamos al juicio, a la crítica, al rechazo o la queja, esas situaciones se convierten en experiencias mucho más desagradables y pesadas de lo que debería. Terminamos amargados, malhumorados y cargados de negatividad. Peor aún, les amargamos la vida a los que nos rodean o a cualquiera que se nos atraviesa.

Por amor, respeto y consideración hacia nosotros mismos y los demás, la actitud más sana y sabia sería la aceptación, la paciencia y la tolerancia, en general, fluir con la situación.

Eso no implica que sea malo desear que las circunstancias fueran otras o que no tenemos derecho a exigir o buscar mejoras en nuestra calidad vida, pero, la negatividad generada por el rechazo y la lucha contra lo que es, nos causa mayor malestar y desdicha.

He visto en otros y experimentado en mí, como hay formas y maneras de afrontar las colas de una manera más equilibrada y armónica.

Poner en práctica el buen humor, la camaradería, la conversación amena y gratificante con el que está al lado, delante o detrás de ti, la lectura, llevar paraguas y líquidos para el sol y apagar la sed, comerse un refrigerio, la respiración consciente, meditación, oración, afirmaciones, visualización creativa y cualquier práctica o actitud que nos genere bienestar, armonía o equilibrio son las claves para sobrellevar ese tipo de situaciones sin que ellas atenten contra nuestra salud física, mental y emocional.

Para aquellos adeptos o seguidores de cualquier religión, práctica espiritual o filosofía, es un maravilloso momento para ponerse a prueba y ver cuánto han avanzado en su estado de conciencia y espiritualidad.

Mariano Rocha Gómez
mirefugiomm@hotmail.com

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