jueves, 21 de julio de 2016

Visión, misión y propósito



Misión, visión y propósito: estas tres palabras se asemejan entre sí, tienen un significado coherente y similar cada vez que las mencionamos pareciera que son un sinónimo singular. Son utilizadas en corporaciones y empresas, pero muy poco en la gente común. Me refiero a que cada una de las personas tiene una particularidad con cada una de ellas, o por lo menos debería relacionarse con una de ellas.
Tal vez a esta altura de la vida no has descubierto tus talentos y tus capacidades, eres ese tipo de persona que caminas porque no hay otra opción, trabajas por un sustento, estudias para tener un título y te levantas cada día para continuar con la monotonía habitual.

Creo que existe un ser supremo que nos inspira, nos motiva, nos incita, nos sugiere, nos susurra, nos inquieta y nos advierte a lanzarnos a lo nuevo, a lo creativo, a dar un salto cuántico y conquistar lo desconocido. Muchos creen en su intuición, otros en su voz interna. Particularmente, creo en las impresiones y corazonadas que encienden las alarmas en mi ser interior. Estoy seguro de que a ti te sucede lo mismo, solo que no has sabido canalizar ese don especial que Dios puso dentro de ti, de saber tomar una decisión transcendental en el momento preciso.

Es posible que usted sufra de insomnio, depresión, desesperanza, ansiedad. Estos síntomas se manifiestan cuando nuestra vida carece de sentido, de visión y de propósito. Ese podría ser el eslabón perdido en tu vida. No debemos confundir trabajo con vocación, la vocación va más allá, es la que nos permite encontrarnos con nuestro propósito de vida. Es muy probable que no sientas pasión por lo que haces, no le encuentras sabor a la vida, porque no tienes una visión clara de hacia dónde vas.

Ten la plena certeza de que estás en este mundo para cumplir una misión específica, la cual se convertirá en tu propósito. Para llegar hasta allí, es necesario tener una visión clara de qué es lo que quieres y cuál es tu vocación, en qué eres bueno, qué sabes hacer tan particular que nadie más sabe hacer. Esos son los dones y talentos que están dentro de ti y que debes convertirlos en habilidades y destrezas, para llevar a cabo tu tarea puntual y objetiva, que sería tu misión de vida.

No basta con creer tener una visión, es necesario que la declares, que la escribas, que trabajes en función de ella. Si te levantas de tu cama en la mañana y nada te hace saltar de ella con entusiasmo y alegría, entonces perdiste tu pasión por vivir. Dicen algunas estadísticas de investigación que el principal temor de la gente es vivir una vida sin sentido.
No permitas que eso te ocurra a ti. Haz un alto en tu vida y piensa por un momento, cambia tu senda y enfócate en lo grande y extraordinario.  



José Manuel Díaz

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