lunes, 15 de agosto de 2016

Vela que se apaga



Como una vela que se apaga es una de las tantas formas de describir la vejez. Se apagan por muchas razones; quizás alguna enfermedad o simplemente que ya se vivió todo lo que se tenía que vivir, se cumplieron todas las metas que se tenían previstas y si no pues el tiempo no se detiene y con él se lleva cada vestigio de fuerza tanto física como emocional.
Y la pregunta es: ¿se apaga sola o la apagan? Un poco de ambas, en muchos casos la persona siente que no tiene más qué ofrecer al mundo, se va quedando sola puesto que muchas de sus raíces ya se han marchitado, o mejor dicho se han ido, y la soledad en esta etapa de la vida no es el mejor aliado, la llama que queda viva es la de los recuerdos, recuerdos que necesitan contar, anécdotas que quieren compartir y es allí donde el rol de la familia juega un papel importante para que esa llama no se termine de extinguir.
Cada arruga en su rostro, manos y cuerpo en general no es más que una marca del tiempo, el cual no perdona y se lleva con él esa lozanía de la juventud, dejando solo recuerdos, como decía alguien de manos marcadas por el tiempo, “recuerdos tristes de un pasado alegre”, y eso es lo que les queda a ellos, sus recuerdos, y lo que nos queda a nosotros es poder escucharlos, reír, llorar y aprender de las vivencias de esas velas que con su sabiduría alumbran el camino de los más jóvenes.
De nuevo es el tiempo quien decide qué tan largo o qué tan corto es el camino que les queda por recorrer a esos seres tan maravillosos; sin embargo, está en manos de sus familiares hacerles ese camino más llevadero, porque no solo se va la lozanía de la juventud, también se van la fuerza, las ganas y sobre todo la salud, son una vela con poca llama, se van con sus recuerdos y a veces su mirada ausente, mirando un pasado, pidiéndole más tiempo al presente y quizás con ganas de llegar a un futuro.

Bárbara Callama
Estudiante de Comunicación Social

1 comentario:

  1. Una buena manera de mostrar una realidad inmutable, nacemos, vivimos y luego el final. Dependerá de cada quien hacer de su existencia un paraíso o el infierno. Buen articulo.

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