miércoles, 26 de octubre de 2016

Yo tenía una luz

José Durabio Moros. Recientemente CorpoCapital, un ente adscrito a la Alcaldía de Caracas, culminó con éxito la instalación de ascensores nuevos para todos los edificios del Complejo Parque Central, en Caracas. Ascensores chinos de alta tecnología, silenciosos y serenos, dignos de primer mundo. Inclusive hay asesoría permanente de los técnicos de China que están aún en el país con la finalidad de atender cualquier novedad que se presente.
CorpoCapital a su vez asignó operadores para atender su funcionamiento, una medida que, además, mejora el aspecto de vigilancia para la buena conservación de estos aparatos de última tecnología, y de manera indirecta es algo que significa una ayuda para el nuevo sistema de prevención y seguridad que hay en el complejo.
Ha pasado poco más de un año de la culminación de la instalación de estos magníficos ascensores y ya observamos cómo algunos de ellos están fuera de servicio. Inclusive, se nota que los han deteriorado por dentro y hasta les han robado las pantallas de video arrancándoselas de cuajo. Es una situación demasiado lamentable ver cómo se pierden tan rápido estos esfuerzos tan costosos en dinero y en horas hombre.
Es difícil evitar el vandalismo en este suburbio urbano y en una sociedad como la de Caracas donde la cultura y la educación se han venido un poco a menos en los últimos años, entre otras cosas dada la avalancha humana descontrolada que ha entrado al país, que se ha instalado en las ciudades y que en Caracas, en su gran mayoría, vive en las extensas zonas no planificadas que la rodean, donde imperan la insalubridad, el desorden y el feo paisaje, germen de la delincuencia.
El aislamiento de los grupos urbanos organizados es lo que va quedando, dada esta patética realidad, como efectivamente vemos en los urbanismos de Caracas, que se han cerrado.
Pero Parque Central extrañamente no ha adoptado ninguna medida en este sentido y permanece abierto las 24 horas del día, con decenas de entradas y salidas libres y otro tanto de zonas solitarias y de baja circulación, que es precisamente por donde escapan los vándalos causantes de los deterioros  y de los atentados contra la gente.
Se hace imperioso planificar un eficiente sistema de control para este complejo desde una visión universal que derive en todos los detalles, y tomar acciones. De lo contrario, veremos el decaimiento moral del personal de mantenimiento y de vigilancia de la Alcaldía de Caracas al ver que sus esfuerzos son casi que inútiles, y veremos también la desmoralización de sus habitantes, un conglomerado humano con luchas de vieja data y que creyó ver por fin la luz con la incorporación de CorpoCapital, una luz que se viene apagando poco a poco.


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