martes, 12 de junio de 2012

La Zona Azul no es un adorno


Vemos con preocupación, tristeza e impotencia cómo cuesta hacer entender a nuestros compatriotas la imperiosa necesidad de tomar conciencia sobre la obligación de respetar este símbolo universal, que no es necesario esperar a que la vida por alguna circunstancia nos ponga ante la dura realidad de comprender por cuenta propia lo difícil de tener que deambular por toda la ciudad buscando un lugar para estacionarse, muchas veces sin éxito.
La Zona Azul, como se le conoce, demarca un espacio asignado al uso exclusivo de personas con alguna discapacidad o movilidad reducida, no es un adorno o una curiosidad, es un espacio obligatorio y es nuestro deber respetarlo.
Quienes deben vivir con alguna discapacidad temporal o permanente no les resulta viable ni cómodo poder estacionarse en cualquier lugar alejado de su destino o sin accesos para llegar libremente.
Este símbolo podemos observarlo en estacionamientos públicos y privados, en centros comerciales, tiendas o negocios, pero también en centros hospitalarios, farmacias, entre múltiples lugares, aunque es importante hacer ver que sigue siendo débil y desigual la demarcación de estos espacios en muchas zonas de nuestro país, así como su valoración y respeto.
No existe todavía una cultura de respeto sobre la Zona Azul y sobre los derechos de las personas con discapacidad en general, de ahí que es común llegar a cualquiera de estos sitios antes mencionado y encontrar usurpado el derecho a estacionarse, bien sea por los mismos responsables de los establecimientos, quienes deben velar por su uso o en la mayoría de los casos por personas que no lo necesitan, quitándoles a otros el legítimo derecho a ocuparlo con comodidad. Algunas veces por desconocimiento, otras veces por imprudencia, pero lo cierto es que cualquiera que sea el supuesto "motivo", se agrede y se atenta contra quienes por múltiples causas necesitan movilizarse en un silla de ruedas o con dificultad para caminar.
¡Sólo un minutico, ya vuelvo! Esta es la palabra más común cuando nos arriesgamos a preguntar por qué se ocupa un lugar que no es para ellos, "yo voy rapidito, me bajo y vuelvo" es otra de las excusas. Lo que no saben es que ya la vida les puso suficientes barreras a las personas con alguna discapacidad; que no sea la sociedad la que coloque otras mayores y cotidianas.
Otras veces nos dicen: "Es que casi no viene nadie en sillas de ruedas… no ves que está vacío", por supuesto, ojalá siempre estén desocupados, ojalá cada vez menos personas lo necesiten.
Pero mientras tanto te pedimos: no te pongas en su lugar, es tu deber y no cuesta mucho.
Andrés Castillo
Licenciado en Artes
castillete@gmail.com

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