domingo, 12 de julio de 2015

¿Emprender yo?

Esta realidad inflacionaria de 2015 sin techo a la vista nos enfrenta a la tragedia del homus
economicus venezolano. No producimos los bienes ni los servicios que consumimos, y
en muchos casos somos los principales proveedores de materias primas y del talento
humano que los generan.

Esfuerzos han existido. En 2005 con la Misión Vuelvan Caras se hizo un atrevimiento titánico
para insuflar de productividad a la economía venezolana. El Estado se dio a la tarea de capacitar a miles sin empleo formal, agrupándolos en cooperativas de producción de bienes y servicios haciendo énfasis en el tema agrícola y la ganadería.

Pero el resultado fue que a pesar de otorgar capacitación técnica, créditos en condiciones inmejorables, muchas de esas cooperativas no se consolidaron ni produjeron lo que ahora nos hace tanta falta. Luego han surgido leyes que pudiesen apuntalar el emprendimiento productivo. La Ley de Economía Comunal y la Ley para la Juventud Productiva.

La primera reconoce y apoya las unidades de producción familiar como empresas de producción.
La última busca darles a los jóvenes las facilidades que los inviten a generar emprendimientos socioproductivos. Pero ni el Estado impulsa estas leyes ni tampoco las conocemos. Si logramos inocular el espíritu emprendedor en los venezolanos a través de una educación con significado, y se motiva en cada comunidad, en cada barrio, en cada urbanización, en cada consejo comunal y comuna,
escuela y liceo de este país, para que descubran sus elemento, sus habilidades y talentos.

Y se reconozca también que  vivimos en una Venezuela donde aún existe una gran deuda social, donde no se puede ver a los pobres como simples compradores, donde asumamos la corresponsabilidad
en que salgan de esa situación. Entonces puede ser que este país cambie y seamos un país con potencialidad. Aprovechemos esta crisis y cambiemos para generar una economía productiva de verdad.

Escríbame a este correo aemprendervenezuela@ gmail.com, denme su opinión, porque tal vez esté equivocado y deba cambiar esta hipótesis. ■

PEDRO SANDOVAL
sandoval.pm@gmail.com

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