jueves, 5 de junio de 2014

Entre fiscalizaciones

En la Venezuela de hoy, casi todo en el área económica está lleno de prohibiciones, fiscalizaciones y promulgaciones de leyes comerciales y económicas que han creado un caos sin precedentes en el aparato productivo y en el comercio. Cualquiera en este país con dos dedos de frente, se pregunta quién va invertir o va emprender aquí si todo el aparataje productivo está hecho para hacerle la vida triste al ciudadano.
En días recientes, como consumidora, fui a realizar unas compras en un comercio en el centro de Caracas. Estando allí presencié un hecho que llamó mi atención: vi con asombro cómo unas “fiscales” identificadas como miembros de la Superintendencia de Costos y Precios Justos tenían prácticamente contra la pared al propietario del local, a quien hacían un interrogatorio al mejor estilo policial.
Ahora bien, ¿es posible que una economía produzca, crezca, se expanda y se desarrolle en esas condiciones tan desfavorables?, por supuesto que no. Es que se convierte en un show de mal gusto al que someten a los comerciantes y a cualquier ciudadano en cualquier ámbito de la vida nacional que exija su derecho a vivir en una economía libre, en la que prevalezca el respeto a la norma sin que ésta se convierta en una camisa de fuerza, sino que, por el contrario, sea una herramienta que promueva la competitividad para abastecer el mercado interno, y de paso permita al país exportar el excedente.
Por otro lado, ¿por qué será que cuando se decide aplicar la norma, hay unos comerciantes que están exentos mientras a otros los castigan y encarcelan sin derecho a defensa alguna? Un ejemplo de ello son los comerciantes asiáticos (los chinos); éstos no son fiscalizados, existiendo denuncias comprobadas de que no cumplen con las normas dictadas por el Ejecutivo nacional, ellos no dan facturan, venden con sobreprecio y nadie los sanciona, mientras al tonto comerciante venezolano le fiscalizan todo.
Señores del equipo económico, sus políticas erradas de prohibiciones y de trabas tienen que ser cambiadas porque la ciudadanía no aguanta tanta escasez y desabastecimiento. Si no saben cómo dar el giro suelten el volante y denles chance a los que si saben cómo revertir este caos económico.

Miriam Cuevas
Internacionalista / Hab. La Pastora        mairimc27@yahoo.com

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