martes, 15 de septiembre de 2015

Familia musical



Coro es una ciudad patrimonio de la humanidad, donde la fuerza de la canícula de julio a septiembre
ilumina sus espacios coloniales y el viento despide aromas de vegetación xerófita. Sus casas de estilo
colonial, con sus altas cornisas, dan sombra al caminante citadino en las estrechas calles de la ciudad.

Es parte del eterno Caribe musical, donde dos músicos de raigambre coriana destilan acordes rítmicos
del cuatro y la guitarra. Padre e hijo conjugan la armonía  del pentagrama universal en un ensamble
de compás y ritmo.

Gabriel Leen, el padre, venido de la escuela popular, del trovador coriano, levanta los arpegios que dan la bella sonoridad del cuatro, instrumento de cuerdas de la época del renacimiento; Julio Javier, el hijo, formado en la academia, en la escritura de la clave de sol y fa, acompasa la guitarra clásica moderna, llamada así por su diseño a manos del luthier español Antonio de Torres.

Gabriel y Julio Javier Leen, virtuosos de las cuerdas, con instrumentos herederos de la bíblica cítara,
le dan al acervo cultural falconiano dos álbumes de música popular. Y en una suerte de identidad lingüística de padre, hijo, cuatro y guitarra, titulan Pahicagüí a la tecnología del CD, insertando en
ellos hermosas piezas.

Traen melodías, desde compositores del espacio coriano, con la canción Capatárida, pasando por
la discografía nacional con la  Quinta Anauco de Aldemaro Romero, incluyendo a músicos más
allá del Atlántico como Paco de Lucía con Entre dos Aguas, hasta reminiscencias nórdicas con el Bosque Noruego de Lennon y McCartney, trabajo que nos transporta  hacia la levedad del espíritu con la ejecución magistral del cuatro venezolano y la guitarra española. ■

JOSÉ DOMINGO DUPUY
djdupuy573@gmail.com

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