martes, 1 de septiembre de 2015

La vida en el geriátrico



Es de gran importancia para mí revelar a la opinión pública la vida que se desarrolla en los geriátricos del país, a fin de tratar de lograr nuestro objetivo: mejorar la vida de los ancianos abandonados en Venezuela.

Cuando el hijo deja a su padre o madre en un instituto de estos no es capaz de imaginarse cómo será la vida que llevará su progenitor a partir de ese momento.

Así mismo, la gran mayoría de los propietarios de estas casas ignoran, por no estar presentes, lo que ocurre en su ausencia. Siempre el fiscal de un ente regulador de la materia cuando va a inspeccionar es acompañado por un enfermero, así el paciente no puede hablar claro.

Veo un viejito comiendo de pie y le reclamo al enfermero el porqué de esto; el empleado me contesta que el paciente tiene la culpa por no decir nada. Pero ¿cómo va a hablar si es una persona con discapacidad y los compañeros convalecientes temen las represalias si hablan, y están esperando la comida?

Nosotros vemos a los que están siendo bañados y tenemos que esperar a que el empleado enfermero termine el aseado de ellos y venga a servirnos la alimentación.

Esa persona que nos sirve, en algunas ocasiones, nos pasa un pedazo de pan o arepa que va de mano en mano, sin plato, a través de los hermanos convalecientes.

Culpable me sentí de que “Wily”, un hermano paciente, se partiera la cara al caerse, porque yo había logrado con mi reclamo que lo desataran, ya que lo tenían amarrado. Ahora estoy indeciso si continuar o no luchando contra estas irregularidades.

Los dueños de estas instituciones dicen: “Al señor Norman lo han botado de todos los geriátricos”. Y yo le pregunto al país y al Gobierno nacional: ¿debo callar?

Como solución se ha decidido trasladarme próximamente a un geriátrico privado que yo no tengo cómo pagar, y yo creo que solo la muerte ocasionará mi pronto silencio.



Norman Rodríguez Martínez

C.I. V-260.981

Telf: (0426) 815.0251

No hay comentarios:

Publicar un comentario