jueves, 17 de mayo de 2012

Milagro en el Metro


Caracas se ha convertido en una ciudad estresante y es que el ritmo de la vida nos lo impone o, al menos, lo aceptamos pasivamente; lo cierto es que la mañana del martes 24 de abril abordé el tren en la estación de La California para dirigirme a La Hoyada, el vagón que me correspondió estaba lleno, caminaba con dificultad por un dolor en la pierna derecha, por suerte alguien se bajó en Altamira y pude descansar del malestar.
En Chacaíto entró una señora, muy anciana, y noté que nadie le prestaba atención, actitud que por cierto era extraña porque me consta que hay solidaridad en el subterráneo con las personas mayores, lo he visto muchas veces.
Con dolor y esfuerzo me levanté y la invité a sentarse, ella amablemente aceptó y con una gran sonrisa me dijo: "no se preocupe, señor, cuando llegue a La Hoyada la pierna ya no le dolerá más". Lógicamente, me sorprendió tal comentario; nunca le mencioné mi situación en el muslo, ni mucho menos hacia qué estación me dirigía, quedé intrigado con la dama. En la estación de Plaza Venezuela, por suerte, un joven me cedió el puesto y tomé asiento; la señora descendió en Bellas Artes, me dio las gracias y un saludo cariñoso; a pesar de su edad seguía siendo muy hermosa y sobre todo, simpática. Había algo extraño en ella, era como un brillo luminoso que la destacaba.
Cuando me correspondió bajar en la estación de destino, me puse de pie con cuidado y pude notar que me lastimaba menos al caminar, me dirigí hacia la escalera ya no tenía ninguna sensación extraña ni mucho menos dolor. Aquel día descubrí que los milagros, al parecer, existen, al menos encontré uno en el Metro, y fue confirmar como sí existe solidaridad hacia las personas mayores, sin dudas un bello gesto del gentilicio venezolano.
Es bueno recordar la importancia y valor que tienen estos gestos de apoyo hacia quienes sufren impedimentos físicos o limitaciones como consecuencia del paso de los años. Reforcemos estas cualidades entre nuestros niños y jóvenes para lograr una mejor sociedad, esa que tanto deseamos y nos merecemos.
Eduardo Álvarez
Fotógrafo
eduardo.alvarez@periodistas.com

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