lunes, 7 de mayo de 2012

Reflexiones de una mascota


Hola, mi nombre es Polar (por mi parecido con un oso polar), tengo 12 años de edad, lo cual para muchos se podría decir que soy una mascota mayor o de la tercera edad. De paso, no uso bozal porque tengo un problema en la parte inferior de mi boca, que es más corta que la superior y soy como la mayoría de los venezolanos: "bravucón" cuando ando acompañado, pero no sé dónde meterme si estoy solo; es decir, soy más la bulla que la cabuya.
Luego de vivir la mayor parte de mi vida en Guarenas, en un apartamento y en un edificio de cuatro pisos, por razones que aún no entiendo, me cambiaron las condiciones de vida: ahora vivo en El Hatillo, en un edificio gigante (18 pisos) y debo bajar en ascensor para hacer mis caminatas y necesidades diarias. Es por eso que me gustaría que, por un momento, ustedes, los humanos, se pusieran en nuestras patas, ya que generalmente anteponen sus necesidades a las nuestras. Les voy a contar cómo me siento algunas veces; por ejemplo, salgo dos veces al día para hacer mis necesidades.
Les recomiendo que cuando estén esperando el ascensor traten de despejar la puerta, así el desplazamiento es mejor tanto para la mascota como para los humanos.
Si en su edificio hay un parque y es utilizado por los niños, eviten que las mascotas anden sin su respectiva cadena y que los niños no se les acerquen (por muy mansos que parezcamos), ya que el factor sorpresa influye.
Si van a tomar un ascensor y viene alguien con una mascota y su perfume es fuerte, es mejor que esperen a que el ascensor se desocupe, ya que los olores fuertes los alteran. A los dueños de mascotas les recomiendo recoger los excrementos en bolsas plásticas o periódico y no dejarlos regados. Gracias.

Irina Arraiz León
Comerciante
Habitante de El Hatillo
iarraiz1954@hotmail.com

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