martes, 8 de mayo de 2012

Puertorriqueños en Venezuela


Obedezco a mi conciencia que me ordena aprovechar la oportunidad que me da "el diario del pueblo", Últimas Noticias, para reconocer a una serie de personas venidas de la isla de Borinquen para prestar un gran servicio en Venezuela.
Inicio mi trabajo mencionando al ingeniero mecánico Sergio Ortiz Toro, hoy fallecido, quien vino como asesor de maquinaria azucarera, molinos de caña de azúcar (trapiches), quien prestó sus conocimientos a la Corporación Venezolana de Fomento, que para los años siguientes a 1945 regía el programa de desarrollo de la producción de azúcar.
Le acompañaba en el país el señor Rafael Mejía, quien fundara con el Ing. Ortiz la empresa Ortiz y Mejía C. A., que representaba importantes empresas que proveían cadenas, ruedas, poleas, masas moledoras y quemadores a los centrales azucareros y trapiches papeloneros del país. Los señores Ortiz y Mejía estaban casados con dos hermanas; la de Mejía fue secretaria del gerente general de Panamerican World Airways.
Otra hermana del Dr. Ortiz Toro estaba en el país, casada con José Ángel Mayoral, comerciante y presidente de la Automotriz Venezolana; a su vez, un hijo de ese matrimonio se casó con la hija del presidente de la Creole Petroleum Corporation.
Un hermano del señor Mayoral, también ingeniero, fundó en Caracas una empresa llamada Caramelos Fiesta, con gran desarrollo en nuestro país.
También formaba parte de ese círculo Jesús María García, quien era socio de Arturo Sosa en el Central El Ingenio, cuya historia es conocida hoy en Guatire.
Vinculado a este gremio de grandes trabajadores estaba el señor Joe Ferré, dueño de la Fábrica de Cemento Ponce, quien por muchos años dio servicio a nuestro país y eso hizo que comprara en Venezuela la Fábrica Nacional de Vidrio de Maiquetía (Vargas) que había pertenecido a un grupo de judíos alemanes y antes de Jesús Corao, benefactor de los campeones mundiales de beisbol de 1941 en La Habana (Cuba). Ferré trajo a Venezuela a un grupo de ingenieros químicos y mecánicos para desarrollar y transformar esa anticuada fabriquita de Maiquetía y convertirla en la inmensa empresa que está ahora en Cagua (Aragua), llamada Produvisa. Hombres como esos son los que siempre necesitamos en Venezuela. ¡Viva Puerto Rico!
Norman Rodríguez
Habitante de un geriátrico
en San Bernardino
norman.rodriguezmartinez@gmail.com

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