jueves, 24 de junio de 2010

Se solicitan líderes


Poseer la altura moral de un líder implica, ver directamente a los ojos al pueblo y que estos te inunden de la clara frescura que brota desde el manantial profundo de su alma; pero también significa, estar consustanciado con el sentir de ese “cuerpo” de múltiples rostros, de callosas manos, de ternuras sublimes, con sus dolores y sufrimientos.
Ser líder es hablar claro y no irse por un polvoriento y enmarañado discurso, arrojando más noches sobre el tortuoso camino de la historia de ese pueblo, espantando la posibilidad de tener futuro y llamando a la oscura ave de la desesperanza.
Ser líder es una acción cotidiana, que ayuda a que la gente levante todas la mañanas sus esperanzas, sin miedo ni amenazas, con elevados trinos de eternidad; es oírles su alegría cuando canten sus sueños, pero no asustarse, ni molestarse, cuando resuenen en sus voces la rabia, el reclamo, por la tarea “no concluida”.
Ser líder es un ejercicio diario, constante y no, una actividad periódica-electoral de “recolección”.
Hago un llamado de manera urgente a cada venezolano a convertirse en líder y a cerrar filas de manera inmediata, y salir en defensa de la felicidad amenazada de la gente que representan.
En tal sentido, preocupa oír las opiniones del alto Gobierno sobre el deterioro de la comida de los famosos contenedores, y preocupa porque su discurso conduce a pensar que están simplificando el tema llevándolo a la impunidad.
Yo quiero por ejemplo, que le expliquen a Perucho, habitante de Macaira (Guárico), que come porque la señora Pola le da todos los días una arepita y que esa comida que se dañó pudo alimentarlo hasta que Dios disponga de su vida.
(Dedicado a Luís, mi hermano de infinitas luchas).

Rafael Ledezma

Profesor en ciencias sociales, hab. de San Antonio de los Altos


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