lunes, 15 de abril de 2013

La ociosidad es mala consejera


Cuando los que hoy rondamos los 40, 50, 60 y más años escuchábamos esta frase en boca de nuestros mayores, no le dábamos importancia o pensábamos: "Ya nos van a poner a trabajar (léase leer, escribir, fregar platos, cocinar, planchar, etc.), lo importante era que estuviésemos ocupados para que no inventáramos nada malo.
Hoy la juventud, o una gran parte de ella, pasa sus horas de ocio frente a una pantalla (ya sea TV o computador, en el mejor de los casos) o actúan como autómatas (robots).
Lo mismo sucede con los privados de libertad. Yo recuerdo que en el edificio París (la Candelaria) allá por los años 60, en la planta baja se exhibían los muebles de suela, cuero y madera, objetos de artesanía y tejidos que los reclusos de la Cárcel de El Dorado hacían, y mucha gente acudía a comprarlos, ya que eran bastante económicos.
El fruto de esos trabajos servía para que las familias de esos reclusos se ayudaran en los gastos. Estos artículos eran resultado de diversos cursos que se les dictaban a los reclusos, quienes también recibían clases para nivelarse en la educación formal, y recuerdo que gracias al Programa de Educación a Distancia de Radio Fe y Alegría, muchos de ellos llegaron a culminar su primaria y hasta su bachillerato.
También había un programa de estudios a distancia con la UCV, con el Teatro Penitenciario y deportivas.
Lamentablemente, muchos de estos programas o casi todos han sido eliminados, y nuestros reclusos sólo tienen un programa vigente: "Cómo ser mejor delincuente", viven mirando para el techo, sin hacer absolutamente nada para mejorar su vida, y es por eso que cada día hay más y más delincuentes.
Recién ahora el Ministerio de Asuntos Penitenciarios ha iniciado unos planes en esa área. Se necesitan planes para encauzar a los privados de libertad por un mejor camino y que se les enseñe un oficio con el que aspiren a mejorar su vida; por qué no se aprovecha esa mano de obra (que de paso resultaría beneficiosa al país) y se les enseña a sembrar, a trabajar en una construcción, construir carreteras, etc., eso abarataría la mano de obra y redundaría en una opción de ganar-ganar para ellos y para el país, ya que disminuiría un poco la delincuencia y los alejaríamos del ocio en el que se encuentran a diario.

Irina Arráiz
Comerciante / Hab. de El Hatillo
polarico2011@gmail.com

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