jueves, 11 de septiembre de 2014

Premio Oscar para Libertador


Con gran beneplácito recibo la noticia de la postulación a los premios Oscar de esa excelente coproducción entre Venezuela y España, Libertador, la vi y me encantó, la actuación de cada uno de los personajes, los paisajes, la forma de abordar los pasajes de la historia, algo diferente, ese toque de misterio velado en la muerte de Simón Bolívar, ese detalle me gustó mucho, me parece más creíble que el cuento aquel que corrió por allí acerca del probable envenenamiento, además de que vislumbra de manera muy disimulada la duda que muchos guardamos en el fondo de nuestras mentes y corazones acerca del fallecimiento de un conocido personaje de nuestra historia.
Solo un par de personajes no me agradaron, no por ser mal actuados, sino porque a mi modo de ver no calaban en lo que tenía entendido acerca de ellos, y es que yo tenía la idea de que Francisco de Miranda era contemporáneo con Bolívar, por lo cual me tocó refrescar los conocimientos y veo que para el momento del nacimiento de Simón Bolívar, Miranda ya contaba con treinta y tres años. También José Antonio Páez guarda en mi mente una imagen muy diferente a la del personaje de Libertador, pero estas diferencias me han confirmado que no todo lo que conocemos es netamente original, todo guarda sus interpretaciones y en la historia solo quien vivió y escribió los hechos en el mismo lugar y momento puede dar fe de la veracidad de los mismos.
Por otra parte, la actuación de Édgar Ramírez la considero genial, el ser políglota le dio esa facilidad para destacarse cuando el guión le exigió diálogo en otros idiomas, se paseó por el inglés y el francés con una exquisitez aunada a la clase que debía imprimirle a su personaje siendo este un aristócrata, educado por los mejores profesores de la época y acostumbrado a codearse con lo mejor de la sociedad. ¡Bravo por Édgar!
Ojalá esta postulación ayude a cambiar el concepto que guardan muchos compatriotas acerca del cine venezolano y su renuencia a apoyar el mismo asistiendo a las salas de proyección cinematográfica, prefieren comprar el CD y verlas en la intimidad del hogar por considerar que no son tan interesantes ni tan buenas como para gastarse el dinero en una entrada ni siquiera popular.
Yo hoy por hoy, sin dudas, digo con orgullo: ¡que viva el cine venezolano!
Vilma Centeno
Habitante de La Vega (DC)
Comerciante

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