jueves, 26 de julio de 2012

En ÚNa de valores: Mi valor, tu valor, nuestro valores


Así como valoramos los bienes materiales, y hasta padecemos intensamente cuando perdemos alguno de ellos, lo mismo debemos asumir con los valores de la buena convivencia y ciudadanía.
Un caso emblemático lo vivimos todos los días en el transporte masivo denominado Metro, el cual facilita el traslado de un importante contingente de ciudadanos a distintos lugares de la gran capital.
Una vez que entramos en el vagón, notamos con frecuencia a hombres, jóvenes y adultos, en condiciones físicas adecuadas, que duermen profundamente. Pareciera que este medio masivo se convierte de manera instantánea en un ansiolítico para estos personajes que se hacen los desentendidos ante la necesidad de otras personas, especialmente damas que requieren el asiento por su estado de gravidez, otras con limitaciones físicas, o simplemente personas de la tercera edad que por su carga de años sus movimientos se tornan lentos y al permanecer de pie se hace más duro el tránsito.
Sin duda, estos personajes indiferentes no practican sus valores ciudadanos. Es hora de rectificar y corregir esta falta de consideración hacia los que necesitan apoyo.
Una persona de la tercera edad no es un estorbo. Es un ser con vivencias y dotado de la sabiduría propia de los años dorados. Así que la próxima vez que utilice un medio masivo de transporte, bien sea Metro, buseta, autobús, ceda con gentileza el asiento a esa dama o caballero que lo requiera más que usted, facilite el puesto sin complejos ni remordimientos, y verá que la vida lo premiará por su buena acción.
De esta manera, ponemos en práctica nuestros valores. Que si los juntamos en una acción solidaria del día a día, notaremos la diferencia en la vida de la ciudad. Así que comience por el respeto a los demás, por la solidaridad, la tolerancia, el compromiso, y en poco tiempo percibirá unos ciudadanos más amables y menos agresivos y, sin duda, con una mejor disposición a renovar la calidad de vida de la ciudad.
Dulce María Carpio
dulcecarpio@gmail.com

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