lunes, 23 de julio de 2012

Se solicitan mejores maestros


En los años sesenta, setenta y ochenta, cuando un(a) niño(a) ingresaba al sistema formal de la educación (educación primaria), llegaba con nociones básicas de lectura y escritura, se enseñaba a leer deletreando las palabras, se asociaban a imágenes e ideas. Hoy en día pasan entre tres y cuatro años antes de llegar al primer grado y entran a la educación básica, en muchos casos, sin saberse el abecedario.
Los maestros (en primaria) y posteriormente los profesores (en bachillerato) se preocupaban de corregir la lectura, la escritura, la ortografía y la dicción.
Es realmente alarmante observar, leer y escuchar a muchos profesionales (en diferentes áreas del conocimiento) que, al no tener un guion, no se saben expresar y utilizan muletillas ("o sea", "este", "¿no?", "eh", "ah", etc., etc.) a más no poder.
La redundancia abunda en la expresión oral y escrita (regalamos los regalos que nos regalaron) y qué decir de los horrores ortográficos (se comen los acentos, no saben las reglas de ortografía, incurren en el dequeísmo y el queísmo).
Para muestra, varios botones: "Se alquila Avitación" , "El horador de orden", "Les presento al conpañero" o "Proivido votar basura aquí", en esta última frase hay que detenerse debido al énfasis de lo prohibido, suspendido; es decir, más nunca y luego votar. Quizás ahí está su confusión, por la cercanía electoral; no sabemos en realidad si es así, pero es grave.
Mucha gente dice que la culpa de esas fallas se debe a los mensajes de texto, ya que el poco espacio obliga a buscar nuevas formas de escribir. Yo digo que se debe a la falta de preocupación de los padres, representantes y docentes, que han dejado de un lado el enseñar y corregir.
Es urgente rescatar nuestro idioma, ya que de seguir así iremos cayendo cada día en un gran abismo de ignorancia del cual será cada vez más difícil salir.
Irina Arraiz
Comerciante
El Hatillo
Polarico2011@gmail.com

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