martes, 3 de julio de 2012

Seguir con los proyectos


Hay proyectos muy buenos que se han implementado en la ciudad y el país y que son apoyados por la mayoría de los ciudadanos, pero que no se continúan o simplemente desaparecen y nadie sabe qué pasó.
Un ejemplo reciente es la implementación de los corredores viales en las avenidas caraqueñas, plan que ha dado muy buenos resultados, pero poco a poco se ha ido quedando sólo en la Baralt, olvidándose la Oeste 8 (esquina de la sede del Saime -antigua Onidex- hasta su desembarco en la Bolívar), que había sido recuperada y el trafico fluía. Gracias al funcionamiento del Terminal Río Tuy, esa avenida desahogaba la Baralt, pero volvieron los inescrupulosos a estacionar en doble fila y a crear caos, los mismos de siempre que cobran por cuidar un carro Bs 5 y Bs 10 y los conos de la Policaracas y sus efectivos han desaparecido paulatinamente.
Ese plan vial es muy efectivo, pero falta hacer cumplir las normas a los choferes que transitan por las avenidas Baralt, Sucre, San Martín y Urdaneta, ya que no respetan semáforos, paradas y mucho menos a los transeúntes. Al parecer, es imposible meter en el carril a esos ciudadanos, quienes cruzan tres canales de las vías con sus unidades, provocan trancas y nadie los sanciona. Hay que meterles el ojo a esos amigos conductores que vuelven un desastre las arterias viales caraqueñas.
Hay que continuar con el uso de las famosas calcomanías de infractor y pegárselas a todo el que se estacione en un lugar prohibido. Eso crea conciencia y es un leve escarmiento. A los motorizados hay que exigirles el uso del casco, pero no sólo a los civiles, sino también a policías y militares.
A los peatones, obligarlos a usar el rayado y que sólo crucen la calle cuando tengan la luz del semáforo a su favor. Parece que a las autoridades les cuesta mantener un buen plan  o no tienen interés en que nuestra ciudad recobre su brillo y esplendor.
Todas esas medidas deben continuar hasta que la sociedad entienda que para convivir hay que ser tolerante y cumplir con las normas establecidas. La ley del más bravo debe ser derogada por la justa aplicación de la normativa legal.

Gabriel Pérez
Asistente judicial
23 de Enero
perezgilgabriel@gmail.com

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