martes, 20 de agosto de 2013

La química: Ciencia vital con mala fama


Bachiller que se respete en el país ha lidiado con una suerte de trilogía perversa de asignaturas, convertidas en algo muy difícil de vencer. La química, la física y la matemática, le han amargado la vida a mucha gente, al extremo de que muchos estudiantes huyen hacia carreras universitarias donde no escuchen ni los nombres de las llamadas "tres marías". La mala fama de estas asignaturas no proviene de ellas, sino de factores externos. Veamos el caso de la química.
Ella tiene como función estudiar la composición y propiedades de la materia; sus transformaciones, reacciones y la síntesis de productos artificiales a partir de los ya conocidos. Si la materia es todo aquello que ocupa un lugar en el espacio, se puede tocar, sentir, medir; el hombre y su entorno es tema de estudio de la química. Sí, ella nos da la vida y nos permite vivir ¿por qué le hemos dado tan mala fama? Eso es algo así como "pegarle a la familia".
La química nos ha acompañado desde que nuestros padres se enamoraron (a través de hormonas y neurotransmisores) y ha estado presente en toda nuestra vida. Al ser concebidos, los glúcidos, lípidos, proteínas y ácidos nucleicos, todos ellos compuestos químicos, estuvieron allí. Cuando ya fuimos maduros para nacer, el útero de mamá liberó compuestos químicos, entre ellos la oxitocina, que contribuyó, además en su preparación para amamantar. Si tomamos leche materna, allí está la química, porque ella contiene lípidos, proteínas, albúmina, ácidos grasos, inmunoglobulinas. Si no tuvimos esa suerte, en el tetero que tomamos también se usó la química.
Crecimos y nos desarrollamos gracias a que en nuestro cerebro hay compuestos químicos  (neurotransmisores y enzimas), y a que en nuestra sangre hay más de 4.000 de esos compuestos. Durante el crecimiento y desarrollo realizamos actividades de las cuales tampoco podemos excluirla: jugar, caminar, reír, escribir, rabiar, tocar un instrumento musical, bailar, practicar un deporte, etc., ameritan de la química. Ella, callada y fiel, ha estado en nuestra vida, ayudándonos. Si nos detuviéramos a pensar, nos daríamos cuenta de que hemos sido injustos en asignarle a esta ciencia una mala fama que nos ha alejado de ella sin razón. Aún es tiempo de rectificar. 

Yoelina Mendoza
Profesora de química
yoelinamendoza@hotmail.com

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