martes, 4 de octubre de 2011

El lujo de morir

Aunque parezca cruel para muchos, morir en nuestro país se ha convertido en un lujo. Esto obedece a los altos precios que cobran las distintas funerarias y cementerios a nivel nacional.
El gran problema empieza desde el fallecimiento del familiar, complicándose aún más las cosas cuando el cadáver entra en las morgues bien sea la de Bello Monte o las de los hospitales de nuestro país, y ni hablar si caen en las manos de los mal llamados zamuros, porque como todos sabemos los trámites necesarios para retirar un cuerpo es bastante engorroso y complicado.
Cuando aún no has pasado la primera prueba de fuerza ya tienes encima otra preocupación mayor ¿Dónde lo velo y lo entierro? ¿Cuento con el dinero para hacerlo?
Si bien es cierto, las funerarias son empresas como cualquier otra, con la pequeña diferencia que estas se lucran del dolor ajeno. Esta situación aunada al desconocimiento de las personas afectadas permite que estas acepten la primera opción que le presenten sin saber muchas veces si estas son las verdaderas tarifas fijadas y establecidas por estas compañías.
Ahora bien, para hacernos una idea de cuánto cuesta incurrir en gastos fúnebres podemos indicarles los precios más solidarios que existen: el servicio funerario que incluye el alquiler de la capilla por 24 horas, la urna, buscar al cadáver y su preparación, las permisologías, los servicios de cafetería, el carro fúnebre y el de los familiares cuesta Bsf. 6.000,00; más la parcela en el cementerio o la cremación vale Bsf. 5.000,00 y Bsf. 3.500,00, respectivamente, lo que alcanza por la medida bajita la cantidad de Bsf. 10.000.
Es evidente que costear estos gastos se hace bien cuesta arriba para cualquier familia y más aún cuando la gran mayoría de las veces la muerte llega de manera inesperada.
Por otro lado, es importante señalar que no en todas las funerarias existen las condiciones adecuadas establecidas por ley para atender a un cadáver, incluso hay que hacer hincapié en la capacitación del personal que en ellas laboran, como por ejemplo las personas que preparan los cuerpos (que por cierto son bien mal pagados) deben ser adiestrados en la técnica de la tanatopraxia. Es por ello que hacemos un llamado a la Cámara Nacional de Servicios Funerarios de Venezuela (Canadefu) y el Departamento de Epidemiologia del Ministerio de Sanidad velar por el buen funcionamiento de las mismas.
Alexander Bello
alexbello_5@yahoo.com

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