jueves, 22 de marzo de 2012

Belleza artificial

El fotógrafo Philip Toledano presentó varios retratos que mostraban a personas que se sometieron a cirugías estéticas. El artista le colocó como nombre a su libro Un nuevo tipo de belleza, porque retrataba la esencia de algunos cánones de belleza que se tienen en el siglo XXI. Entre eso, está la lucha contra la gravedad y el envejecimiento, pero ¿realmente la cirugía estética puede atrasar el reloj biológico y hacer feliz a las personas? ¿Ser hermoso es un requisito para vivir mejor?
Los medios comunicación bombardean con imágenes de famosos vendiéndolos como personas ideales; en Venezuela, las niñas crecen cada año viendo concursos de bellezas; en la televisión nacional hay más personas operadas que talentosas. Es cierto que no debe generalizarse, pero en "el país de las mujeres bellas" no es un secreto que hay una gran obsesión para entrar en un quirófano y así complacer las exigencias de la sociedad.
No hay nada malo en mejorar la apariencia física, pero no es el boleto que compra la felicidad ni se va a detener el tiempo. El hecho de corregir el aspecto físico no determina las relaciones personales, laborales o el éxito en la vida, aunque hacerlo, sin duda, influye en los niveles de autoestima. Pero en definitiva no da felicidad; recuerde que la belleza es relativa. Además, tome en cuenta que se está arriesgando la salud y hasta la vida.
Es alarmante que el mundo actual aprecie más al ser humano por su apariencia física que las aptitudes y sentimientos, e inclusive existe una discriminación hacia las personas que no son agraciadas.
El miedo a envejecer es una de las causas por cual una persona decide operarse. Hay que entender que el envejecimiento forma parte de una etapa de la vida de todo ser humano. La eterna juventud tiene que ver más con actitud que con condiciones físicas. El quererse y aceptarse es el mejor botox que puede ser inyectado.
La belleza artificial es cuando se aprecia más lo físico que el interior del ser humano. Porque, aunque suene a cliché, las personas se tienen que medir por lo que dan desde el corazón y no por lo corporal. Además, como su nombre lo indica, esa belleza es falsa.
Greisy Torrealba
Estudiante universitaria
Habitante de El Valle
greisy57@gmail.com

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