jueves, 2 de agosto de 2012

Convivencia ciudadana


Caminaba por la plaza Colombia de Campo Alegre con mi pareja, y de improviso un perro se abalanzó sobre la pierna derecha de mi pareja, alcanzando a rozársela con su dentadura.
Dos minutos después, otro perro que corría libre por toda la plaza también se nos aproximó de manera repentina, y para eludir a unos niños que jugaban próximos a nosotros casi fuimos a dar al suelo.
Mi pareja se dirigió a quien parecía ser el dueño de ambos canes, preguntando a quién pertenecían estos. Este señor negó serlo. De todas formas, les explicamos a las personas ahí reunidas y en actitud bastante cercana que no se podían tener sin correa ni bozal.
La discusión se tornó en diatriba por posiciones irreductibles, defensivas de parte de los vecinos que no quisieron en ningún momento reconocer su obligación de llevar a sus mascotas con las condiciones mínimas de seguridad exigidas por la normativa local, es decir, bozal y correa. Estas personas se escudaron en el hecho de que en ese ínterin, Polichacao nunca hizo acto de presencia después del llamado al 171.
José Merentes
Joram3000@hotmail.com

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