jueves, 6 de mayo de 2010

Ciencia, revolución y exclusión

La falta de presupuesto para las universidades junto con criterios excluyentes a la hora de otorgar financiamiento para investigación y la discriminación contra aquellos profesionales que no comparten la ideología chavista han contribuido a desmantelar el aparato científico-técnico de nuestro país que tantos años y esfuerzos costó construir. Ello se vincula con la idea que existe en el gobierno y que comparten aquellos colegas que usufructúan las consultorías y representaciones nacionales e internacionales, que la única ciencia posible es la revolucionaria aunque no se sepa con qué se come eso.
Nunca imaginé que para incluir se excluyera a los científicos e investigadores por no ser revolucionarios, que se discriminara a la hora de solicitar una beca de Fundayacucho, un financiamiento para investigación o un empleo como ingeniero o médico en el sector público. Tampoco pensé que los criterios para la selección de aquellos profesionales que requiere el país no fueran la experticia técnica para ser eficiente en su profesión sino la afinidad político-ideológica y que dada la escasez de buenos científicos y profesionales afines al proceso, se intente llenar el vacío con expertos de afuera que la mayoría de las veces no están mejor preparados técnica y profesionalmente que los científicos y profesionales excluidos y que en todo caso no entienden no entienden la idiosincrasia venezolana que tanto disfrutamos y sobre la cual tanto humor desplegamos.
Es así que las nuevas generaciones no encuentran ni las becas para especializarse ni los empleos para dignificarse y los profesores e investigadores de las universidades la mayoría de las veces nos vemos desplazados por la ideologización de la ciencia. Creo que la ciencia y la investigación no pueden excluir ni polarizarse con calificativos políticos pues todos cabemos en un país que nos necesita a todos.
María Pilar García Guadilla
mpgarcia2@gmail.com

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