Las personas que, como yo, tuvieron la suerte de haber superado un infarto al miocardio en la emergencia del Hospital Pérez Carreño y haber sido transferidas a la Unidad de Rehabilitación Cardíaca en el Centro Nacional de Rehabilitación Dr. Jesús Rhode, podemos tener la seguridad de que viviremos muchos años más, pero eso sí, tenemos que acatar las normas impuestas por esa unidad.
La doctrina principal en esa clínica es que sólo existen tres cosas para poder continuar viviendo: médicos, medicinas y cambios de hábitos. Desobedecer alguna de las tres es acabar antes con su vida.
Hace algunos años, existía la teoría de que el infartado debía tener mucha tranquilidad y que sobre todo debía permanecer acostado y con mucho reposo.
La rehabilitación cardíaca basa su principio en que al caminar sin detenerse por algún tiempo se ensanchan las arterias y las hacen permeables, además de desarrollar las arterias colaterales. Ese principio, unido a las medicinas, dietas y control de la frecuencia cardíaca (pulso), logrará una gran mejoría en su corazón, contando también con una buena terapia ocupacional.
La unidad está a cargo de la doctora Paula Mendoza, con muy buen funcionamiento y servicio, incluyendo medicinas a pacientes que como yo, tienen 25 años de haber entrado en esa dirección. No podemos nosotros, los pacientes, olvidarnos de los fundadores de ese servicio, entre quienes está el Dr. Luis Rodríguez Plaza, eminente cardiólogo y gran amigo, el Dr. José Curiel y el inquieto y competente Dr. Mauricio Rondón, actual jefe de emergencia del Hospital Clínico Universitario, entre otros.
El Ministerio de Salud y el Ivss deben tomar como ejemplo el rendimiento y los beneficios que aporta al país y a los ciudadanos esa unidad de rehabilitación cardíaca, que con su eficiente labor logra que las personas puedan volver al trabajo diario y no ocurra lo que pasaba antes, cuando incapacitaban a los pacientes infartados.
Norman Rodríguez Martínez
Comerciante pensionado y residente de un geriátrico en San Bernardino
norman.rodriguez@gmail.com
lunes, 24 de mayo de 2010
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