Ilusa, en estos pasados meses mientras el Parque Nacional El Ávila estuvo bajo medida precautelar para su protección, según adujeron las autoridades competentes de Inparques, yo supuse que se aprovecharía el tiempo para hacer algunas labores de mantenimiento en la áreas que lo requerían, sin embargo, la decepción y frustración para mi fue total cuando al visitar después de tanto tiempo el cortafuego, punto neurálgico de prevención para los incendios, me encontré con estas cosas.
1) Los escombros de tierra, piedras, troncos, restos de árboles aún están allí en las primeras curvas de la carretera de cemento por San Bernardino, y no sólo eso sino que empujados por las aguas de lluvia que han recibido se acumulan en forma más compacta impidiendo el tránsito libre de los usuarios.
2) Talaron de forma indiscriminada algunos árboles, uno de ellos que cual icono está plantado desde hace mucho tiempo allá y cuyas lianas formaban una espesa cortina digna de admiración, lo despojaron de muchas de ellas sin compasión y algunas ramas fueron cortadas y dejadas en el suelo. Ese árbol es una belleza que adorna y no estorba el paisaje.
3) Una especie de cortafuego secundario fue ejecutado de la orilla del sendero hacia abajo; hay una especie de “rasurado” de la vegetación que me imagino que los que saben, lo hicieron por algo, sin embargo, ahí dejaron todas las ramas cortadas formando un espeso colchón, pasto seguro para un nefasto evento, si les cae una chispa de cigarrillo, un rayo u otro elemento incendiario.
4) Se recomienda rellenar los huecos y troneras del camino con material árido, piedras y arenas de desecho.
El pueblo soberano tiene un dicho: “Esto no tiene compón”.
Edilia C. de Borges
Montañista, habitante de Los Palos Grandes
edilia.cdeborges@gmail.com
jueves, 27 de mayo de 2010
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