La fortísima lluvia que cayó sobre la ciudad este sábado, dio un reposo a todas las personas que sentadas bajo una resplandeciente e iluminada carpa, paciente esperaba el comienzo del espectáculo. Esa noche de gala Venezuela festejaba en gentil gesto junto a la Embajada Rusa, el recuerdo de un hecho histórico y significativo del pueblo ruso acaecido en los años 1941/45. La Gran Guerra Patria, con un magistral concierto de piano.
A un lado de la carpa un corredor abierto, angosto y techado, alberga una colección de obras de arte, vitrales delicados, frágiles y hermosos. Piezas de vidrio colorido donde la imagen de la cruz se modeló en diferentes estilos, formas y tamaños. La cruz fue escogida como motivación en este mes, como una de las tradiciones venezolanas. La Cruz de Mayo.
Las personas que llegaba tomaban asiento, muy cerca de nosotros (mi esposo y yo), se sentó una pareja de mediana edad con un niño de 8 a 9 años, quien no duró mucho tiempo sentado ya que de inmediato se unió a otros dos niños más pequeños que él y se dieron a la tarea de retozar y correr libremente por todas partes , impidiendo el libre tránsito de los que llegaban, gritando y alborotando a grito “pelado”. Ampliando sus horizontes de inmediato tomaron por asalto y como “Salón de juego y pista de correr” la galería de exhibición de los vitrales, tocando las piezas y tropezando los muebles.
Muchos de los adultos que los contemplábamos mirábamos horrorizados aquél desafuero, temiendo que de un momento a otro algo se rompiese. Mientras los padres impávidos conversaban, sin enterarse o no dándose por enterados de lo que su hijo hacía, me refiero al mayor de los niños.
Un joven anfitrión de seguridad destacado para el evento, varias veces les llamó la atención a los infantes sin que éstos le hiciesen el menor caso, sin embargo la madre responsable de los 2 más pequeños los tomó de la mano y los retiró de allí. Mientras el otro niño se burlaba, hacía muecas y continuaba la corredera. En una de ésas el “pequeño monstruo” se acerca donde los padres y les ensañe un trofeo en la palma de su mano:..”Toma mamá, te traje un regalo” y le entrega un tornillo que ha sacado de una de las piezas en exhibición. ¡Canastos verdes!, pensé ¿dónde estará Herodes?. Indulgente y distraída la madre tomó el objeto sin preguntarle nada, mientras el pequeño “Barrabás” volvió a la galería a correr de nuevo entre la exhibición.
Los adultos nerviosos y preocupados, veíamos el desarrollo de los acontecimientos y que se acercaba al sitio la comitiva de los invitados con el señor embajador a la cabeza, sin embargo se adelantó rápido el joven de Seguridad quien pregunta: ¿Quiénes son los padres de este niño? (yo hubiese preguntado..¿De éste engendro?, los susodichos sorprendidos se identificaron y recibieron de parte del joven la siguiente amonestación vergonzosa : “Si ustedes son incapaces de controlar a su hijo, tendrán que retirarse llevándoselo consigo”, el padre tranquilo sentó al hijo en sus rodillas, dando fin al incidente. ¡Uff menos mal ¡
Mi vecina de asiento no pudo contener la alegría y aplaudió y otros discretos aplausos la siguieron, el embajador interpretó este gesto como si fuese una salutación. Menos mal. El incidente desagradable no trascendió. Respiramos aliviados. Yo no sentí pena ajena por estos padres irresponsables e incapaces, sentí que se había hecho justicia. No creo que ningún artículo de la Lopna pudiese amparar la conducta del menor, que si a ver vamos él no tiene la culpa, es de sus irresponsables padres que no se han dado cuenta que con su inaceptable actitud no está educando para bien, están formando un futuro delincuente.
Pasado este bochornoso episodio, se hizo el milagro. En el escenario apareció la famosa pareja rusa de pianistas Igor Lavrov y su esposa Goulnara Galimchina, profesionales que ejecutaron un magistral concierto como solistas y a cuatro manos, que nos mantuvo en vilo en todo momento, ya que la fuerza y la pasión con que interpretaba Igor se balanceaba con la suave ligereza de su esposa Coulnara en composiciones de compositores rusos Chaikovsk, Tukhmanov, Glinka y otros.
La velada fue todo un éxito, lavado el cielo por la lluvia, la luna brillante y límpida me reconcilió con la humanidad de la cual hube de dudar un momento, al contemplar el bochornoso incidente de una pareja que no saben ser padres.
Edilia C. de Borges
edilia.cdeborges@gmail.com
jueves, 13 de mayo de 2010
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