martes, 15 de febrero de 2011

Motorizados, justos por pecadores

A los motorizados se nos culpa de incumplir las reglas y de ser personas groseras, culpables del 90% de todos los males en autopistas o calles de la capital, cosa que no se puede refutar, ya que algunos compañeros han vuelto el oficio del motorizado una simple moda o un arte destructivo. Pero si bien es cierto que existen personas que no cumplen las leyes, no es menos cierto que a los motorizados se nos ha satanizado, hasta el punto de ser mal vistos y tratados como extraterrestres por el simple hecho de no manejar un vehículo de cuatro ruedas, léase carro. Ejemplo de ello tenemos que en el 98% de los estacionamientos de la ciudad no aceptan motos. Igual pasa con centros comerciales como El Recreo, el Tolón o el C.C.C.T, que simplemente no dejan entrar motos. Otro ejemplo claro que podemos citar y es comprobable es el del Centro Comercial Galerías Ávila, al final de la Av. Urdaneta: el personal de seguridad te grita y te prohíbe el acceso si llevas un casco puesto, cosa que en circunstancias y por costumbre, a muchos compañeros motorizados se les olvida, ya que su uso es obligatorio. Otro ejemplo son las autoridades como las de Chacao, que te prohíben parar una moto en cualquier sitio, sea en la orilla de la calle o la acera o donde sea, pero no se les ocurre crear un lugar destinado a los motorizados donde se pueda dejar el vehículo sin preocupaciones de ser robado o hurtado. Es entonces cuando humildemente llegamos a la conclusión de que si a los motorizados hay que meterlos en el carril (propuesta que apoyo), también debemos garantizarle seguridad y beneficios como a cualquier otro conductor, sin importar el vehículo que conduzca. ¿O será que no tienen el mismo derecho un ciudadano con un Chevrolet o Toyota a otro ciudadano con un vehículo Yamaha o Empire? Para pedir, también hay que dar, no simplemente marginar a un grupo.
Gabriel Pérez
perezgilgabriel@gmail.com.

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