martes, 12 de agosto de 2014

Taxistas o piratas

        En este espacio paso a defender a un gremio que en los últimos años ha sido abandonado por todas las instancias gubernamentales, desde el Ministerio de Transporte, Seguro Social, gobernaciones, alcaldías, etc.
        En un foro desarrollado el año pasado y organizado por Últimas Noticias dedicado al tema de la movilidad en Caracas, y en el que tuve el honor de ser panelista, y que contó con la presencia del ministro Haiman El Troudi, manifesté que nosotros no contamos con vehículos a la venta (cada uno lo adquiere con capital propio) aptos para regularizar y unificar el servicio de los taxis y la renovación regular de los mismos, como en cualquier otra parte del mundo (en cuanto al color y reposición por antigüedad).
       Además, ninguna compañía de seguros (incluyendo las dos que son propiedad del Gobierno) nos ofrecen pólizas para los vehículos, más allá de la de responsabilidad civil, y eso porque se fijó de carácter obligatorio, pero las pólizas particulares no existen y además sin dar ninguna razón.
       Por parte de las gobernaciones y alcaldías, nos encontramos con calles, avenidas, alcantarillas, huecos y bocas de visita que destrozan nuestras unidades, y cuando se interpela a las autoridades alegan falta de presupuesto, o como el ministro respondió: que “no era de su competencia”.
      Sin embargo, los costos por reposición de repuestos, partes o por reparación del vehículo salen del bolsillo del taxista y si éste tiene de dónde sacar.
      No es fácil en la Venezuela actual ser taxista, y de paso asumir los riesgos de seguridad personal y del vehículo y, además, responder por daños a otros. En ello no incluyo cuando la persona se enferma, sufre un accidente que lo obliga a tomar un reposo en su casa u hospital y no puede lograr el sustento porque no tiene el día a día.
      Si nos referimos al vehículo, nos vemos en la necesidad de pagar los repuestos a precios exorbitantes, sin ningún tipo de control, e igualmente, la mano de obra en talleres, que a veces nos cuestan más que un carro nuevo.
      En lo personal, cuando nos enfermamos, nos roban el carro o nos asesinan, no contamos con ayuda de nadie, pero en lo que compete a las autoridades policiales sí somos carne de cañón, pues somos a los que siempre detienen, y líbrame Dios de tener algo fuera de lugar, pues allí te conviertes en telecajero seguro.
     En este momento me canso de escuchar: ¡me robaron en un taxi! Perdón, ¿quién es taxi? ¿Quién es pirata? Taxi es blanco, de línea, los de colores no.
     Los servicios de transporte público son los motores de las ciudades.


Manuela Ortega
Administradora/Taxista Hab.de la Av. FF.AA
manuelaortega26@hotmail.com

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