jueves, 3 de julio de 2014

Crisis en geriátricos

     Tengo la esperanza de ser leído por el presidente Nicolás Maduro, a quien le solicito su intervención porque a diario los viejos sufrimos el castigo de vivir en centros de mala atención.
      La semilla del problema es el reglamento del Ivss, que le permite a cualquier hijo o hermano –con tan solo haber cotizado una semana a dicho instituto– meter a su familia en un geriátrico aun sin ser examinado por un médico ni revisada su situación social. Cuando la víctima tiene un inmueble, entonces el caso es más grave por cuanto se hacen de un poder para vender o grabar dicha propiedad.
      Muchas veces se le ocasionan inconvenientes al anciano, a fin de que este mismo pida ser recluido en uno de esos hogares pagados por Ivss.
      Esos geriátricos son, en su gran mayoría, casas viejas de nuestra ciudad que se adaptan como colmenas agregándoles, de acuerdo con la llegada de pacientes, nuevas habitaciones; por supuesto, sin aumentar sus isometrías de entrada y salida de aguas ni sus espacios libres para ejercitar nuestros pulmones.
      Acostumbran traer de las poblaciones del interior a personas que ni saben leer y anachavez28@yahoo.es los nombran “enfermeros”; los ponen a dormir en colchones en el suelo, y así empiezan a tratar a nuestros ancianos de la manera más brutal.
      Las señoras, quienes antes formaron parte de importantes hogares, son bañadas por hombres que las ponen junto a pacientes hombres también desnudos sin el menor respeto humano, algunos con enfermedad de Alzheimer. Por no pagar terapéutas, son amarrados durante horas del día, lo cual los conduce a una muerte rápida. Al no tener casi ninguna de estas casas de reposo un dietista de acuerdo con la ley, aumenta el porcentaje de mortandad.
     Las ropas sucias son lavadas juntas y, lo que todavía es peor, no se respeta la propiedad: la ropa se rota entre todas esas víctimas.
     Lo que más ha progresado es el maltrato de los pacientes, sanos mentalmente, hacia otros enfermos trastornados. En estos días se ventilan algunas acusaciones contra dueños de esos institutos ante el Inass, del cual espero que salga alguna sanción efectiva a ver si al fin se logra que los señores que ya han dado lo mejor de sí mismos tengan paz hasta el fin de su vida.


NORMAN RODRÍGUEZ
Residente de un geriátrico en Altamira, Chacao (Mir)

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